La temporada de huracanes del Atlántico dio comienzo oficialmente este miércoles bajo señales de que es mucho más difícil para los meteorólogos hacer pronósticos acertados este año sobre el número de tormentas tropicales que se formarán y su intensidad.
Con todo, el Centro de Huracanes en Miami dijo que espera que la temporada 2011, que durará hasta el 30 de noviembre, sea más activa de lo normal, con la formación de 12 a 18 tormentas de las que entre tres y seis podrían ser de gran intensidad.
La razón por la que los pronósticos son más imprecisos este año descansa en que los expertos no podrán basar sus cálculos en los relativamente predecibles movimientos de corrientes marinas conocidos como El Niño (cálidas) y La Niña (frías).
Se trata de fenómenos climáticos que bien pueden intensificar la formación de huracanes o reducirla, pero que este año serán neutrales por lo que se hace más engorroso para los especialistas asegurar cuán mala o benigna será la temporada.
La última vez que ocurrió algo parecido fue en 2005, cuando en menos de un mes dos huracanes, Katrina, uno de los más mortíferos y destructivos que ha afectado a EE.UU., y Rita barrieron la costa del Golfo de México.
De cualquier manera las autoridades estadounidenses han advertido a la población que a partir de la fecha deben prepararse para cualquier eventualidad, sobre todo los estados costeros del Golfo, la Florida, que es siempre uno de los más expuestos, y también Georgia y las Carolinas.
La advertencia lleva implícito el mensaje de recordación de que en la temporada de 1992, cuando el huracán Andrew devastó el sur de Florida , sólo se formaron seis tormentas, por lo que la cantidad de ciclones que se pronostiquen para un año no es de por sí un indicador de peligrosidad.
Aunque la pasada temporada fue bastante activa, con 19 tormentas tropicales, Estados Unidos no fue azotado directamente por ningún huracán.
