Una nueva caravana de migrantes centroamericanos partió de Honduras con el objetivo de llegar a la frontera con Estados Unidos, desafiando las advertencias del presidente Donald Trump de que no permitirá el ingreso a su país.
Unos 600 migrantes se congregaron bajo una incesante lluvia en la estación de autobuses de San Pedro Sula, una de las ciudades más violentas del mundo, y decidieron partir el lunes por la noche, horas antes de la salida prevista inicialmente para el martes.
Alrededor de 300 personas, principalmente mujeres y niños, subieron a 30 autobuses pequeños con la intención de ir hasta la frontera con Guatemala. Otras 300 se echaron a andar hacia la localidad fronteriza de Agua Caliente.
Durante su marcha, algunos migrantes pidieron a propietarios de tiendas que les dieran comida o agua para el viaje.
A la estación de autobuses siguió llegando gente, por lo que es posible que el tamaño de la caravana aumente el martes.
Esta es la segunda caravana que tiene a Honduras como punto de partida, después de que en octubre un grupo de migrantes partió desde la empobrecida nación para cruzar Centroamérica y todo el territorio mexicano, para llegar finalmente a la frontera con Estados Unidos.
Unas 2.500 personas de esa primera caravana aún se encuentran en Tijuana y otros 7.270 regresaron al país, de acuerdo con autoridades de Honduras.
"Yo voy decidido a encontrar un buen trabajo a Estados Unidos," dijo Darwin Pérez, de 24 años. "Este es un camino difícil pero espero que al presidente Trump se le ablande el corazón y que no sea tan duro y nos permita entrar a Estados Unidos", añadió.
Una mujer que se negó a dar su nombre temiendo por su seguridad contó que su hija de 9 años había sido violada de forma violenta y que sufría problemas médicos graves. La madre, que trabajaba en una panadería, dijo que llevaba a la menor y a su hijo de 13 años a Estados Unidos.
Una vez allí, añadió, solicitará asilo o estatus de refugiado ante las autoridades estadounidenses porque “ya no se puede vivir en Honduras”.
Con toda probabilidad, la nueva caravana generará tanto tensiones como simpatías a medida que avance por Guatemala y México hacia suelo estadounidense.
No estuvo claro si el contingente tenía previsto llegar a Tijuana, la ciudad fronteriza mexicana donde miles de migrantes de tres caravanas anteriores están prácticamente abandonados desde noviembre.
En Honduras un 68 por ciento de la población vive en condiciones de pobreza, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), y la violencia cobra un promedio de 11 homicidios diarios en el país, según el Ministerio de Seguridad. "Aquí uno no encuentra trabajo, yo soy secretaria y me gradué hace 10 años y nunca he trabajado en lo que me formé," dijo Heidy Moncada, de 31 años, quien planea viajar con su esposo, sus hijos de cinco y nueve años y tres otros familiares.
"Yo y mi familia vamos en busca de trabajo, si lo encontramos en Guatemala o México ahí nos quedamos, si no vamos hacia Estados Unidos", dijo Moncada.