A través de su portavoz, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos solicitó que se realice una "investigación independiente" frente al el incendio que se propagó en la cárcel del municipio de Comayagua, en Honduras.
El portavoz Rupert Colville, declaró desde Ginebra que el Alto comisionado "apoya plenamente la realización de una profunda investigación independiente sobre las causas del incendio y para determinar si las condiciones en la cárcel contribuyeron a las enormes pérdidas de vidas".
Según denunció Colville, la prisión albergaba “aparentemente 800 presos”, cuando estaba diseñada para 250 detenidos, por lo que insistió en que el gobierno tome medidas.
"Urgimos al gobierno a garantizar que se brinde inmediatamente a los familiares de quienes estaban presos en la cárcel de Comayagua cuando se produjo el incendio informaciones completas sobre la situación de sus parientes", recalcó Colville.
Además de expresas sus condolencias por la muerte de más de 350 personas en la tragedia, el portavoz manifestó la preocupación por la situación en otras cárceles latinoamericanas donde la violencia iría en aumento.
"Ha habido una ola de violencia en cárceles de América Latina", lo que "refleja una tendencia alarmante hacia un aumento de la violencia en las cárceles de la región, lo cual se explica, o se agrava, por problemas endémicos, entre los que están la superpoblación crónica, la falta de servicios básicos, como (...) el agua potable, la comida, la atención médica".
Esta situación ha dejado varios muertos en países como Uruguay, Argentina, Venezuela, Chile o Panamá, según dijo Colville.
Mientras tanto, los equipos forenses continúan en su difícil labor de identificar los cuerpos sin vida de presos que murieron en medio de los barrotes de sus celdas tras casi tres horas que demoraron los bomberos en acabar con las llamas.
"El incendio de esta semana es el tercer incidente de este tipo en una cárcel hondureña en la última década", señaló el portavoz.