Nikki Haley, embajadora para las Naciones Unidas de Estados Unidos, dijo al Consejo de Seguridad que las manos de Rusia "se encuentran cubiertas de sangre de niños sirios" después del ataque con gas venenoso que sucedió el pasado sábado en la ciudad de Duma, al este de Damasco.
"El monstruo que fue responsable de estos ataques no tiene conciencia", dijo Haley durante la reunión de emergencia del Consejo de Seguridad, el lunes. "Rusia podría detener esta matanza sin sentido si así lo deseara, pero está de acuerdo con el régimen de Assad y lo apoya sin ninguna duda", agregó.
La embajadora también mencionó las varias oportunidades que Rusia pudo haber aprovechado para aliviar la guerra en Siria, y no lo hizo. Le recordó al Consejo de Seguridad como Rusia equipó a las fuerzas de Assad para atacar a civiles en diferentes ocasiones, y cómo no apoyó el intento de castigar al gobierno de Assad por usar gas sarín en el pueblo de Khan Shaykhun en abril de 2017, donde murieron al menos 100 personas.
Durante la reunión Haley exigió acceso humanitario sin restricciones a las víctimas del ataque, e instó al Consejo a "restablecer un mecanismo verdaderamente profesional e imparcial" para los ataques con armas químicas en Siria.
En una entrevista con la agencia Reuters, Kenneth Roth, director ejecutivo de la organización Human Rights Watch dijo que la comunidad internacional debería concentrarse en presionar a Vladimir Putin antes del Mundial de Fútbol que se aproxima, "ya que Assad es un hombre al que no le queda reputación".
Por su parte Sergei Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores Ruso, aseguró que las acusaciones en contra de su gobierno eran falsas y advirtió a EE.UU. de "graves repercusiones" si ataca a las fuerzas del gobierno sirio.
Los ataques dejaron al menos 60 muertos y más de 1,000 heridos según un grupo de asistencia médica en Siria.