Diversas investigaciones realizadas por medios de prensa estadounidenses apuntan cada vez más a la certeza de que Rusia —y según la cadena NBC News, Vladimir Putin personalmente— intervino en las elecciones presidenciales de noviembre para favorecer la elección de Donald Trump.
El miércoles, citando a dos oficiales de inteligencia de alto rango no identificados, la cadena aseguró que hay nuevos datos “altamente creíbles” que vinculan a Putin directamente con la intrusión a las oficinas del Comité Nacional Demócrata (DNC por sus siglas en inglés)
De acuerdo a esas fuentes la campaña comenzó como una “vendetta” contra Hillary Clinton, rápidamente fue evolucionando hasta convertirse en una denuncia de la corrupción en la política estadounidense y en un intento por socavar la credibilidad internacional de la democracia en Estados Unidos.
Esas fuentes aseguraron que la información provino de diplomáticos y espías que trabajan para servicios aliados de Estados Unidos.
Un portavoz de Putin, Dmitry Peskov, dijo que el reporte de NBC News son solo “tonterías, sin sentido”.
Tras publicarse el informe, el corresponsal de seguridad nacional de CBS News, Jeff Pegues, reportó desde Washington, que sus fuentes de inteligencia confirmaron que “este tipo de operación no podría haber sucedido sin la aprobación de Putin” y citan el nivel de control que el presidente ruso ejerce en su administración.
En un artículo del New York Times titulado “El arma perfecta: Cómo el ciberpoder ruso invadió EE.UU”, el periódico señala que similar a lo que sucedió con Watergate, hace 44 años, este escándalo comenzó en los cuarteles del DNC —en el tiempo de Richard Nixon, cuando un grupo de hombres entraron a sus oficinas situadas en el edificio Watergate de Washington, para colocar micrófonos ocultos; en las elecciones de este año, cuando un grupo de hackers penetró a las computadoras del DNC y robó los correos electrónicos.
El Departamento de Seguridad Nacional y la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) advirtió originalmente en octubre pasado que la comunidad de inteligencia estadounidense tenía la certeza que “el gobierno ruso dirigió” el robo de emails de personas estadounidenses e instituciones, incluyendo organizaciones políticas de Estados Unidos”.
La semana pasada, el periódico The Washington Post, citando fuentes de inteligencia no identificadas, dijo que la CIA cree que Rusia no solo interfirió en la elección, sino que lo hizo con la intención de ayudar a que Donald Trump ganara.
Según funcionarios de inteligencia, en el hackeo del DNC participaron el Servicio Federal de Seguridad rusa, antes KGB, a través de los grupos de hackers conocidos como Cozy Bear y The Dukes, y la inteligencia militar GRU, a través del grupo Fancy Bear.
La información robada fue filtrada a un hacker conocido como Guccifer 2.0, presuntamente agente del GRU y a DCLeaks, un sitio web creado específicamente para las elecciones. Eventualmente la información llegó a manos de WikiLeaks que se encargó de divulgarla más ampliamente.
Las últimas semanas de la campaña, Clinton y los demócratas tuvieron que ver, sin poder hacer mucho, cómo sus correos electrónicos internos y las estrategias mejor guardadas, eran publicadas en todos los medios alrededor del mundo.
Trump ha minimizado la intervención rusa a su favor y repetidamente ha calificado de “ridícula” la conclusión de la CIA .
"Creo que es ridículo, creo que sólo es otra excusa. No lo creo", dijo Trump en su primera entrevista televisiva dominical desde que ganó los comicios contra la demócrata Hillary Clinton.
"Si echas un vistazo a la historia y echas un vistazo a lo que dijeron, hay una gran confusión, nadie sabe realmente y la piratería es muy interesante, una vez que hackean, si no los capturas en el acto, a estas personas no van a atraparlos, no tienen idea de si es Rusia, o China, o alguien, podría ser alguien sentado en una cama en algún lugar ", anotó.
La ODNI y el FBI concuerdan con lo que dice Trump, pues no creen que haya suficiente evidencia para concluir que los ciberataques tuvieron la intención de hacer ganar al republicano.
Curiosamente nunca hubo filtraciones de correos o de información confidencial sobre Trump —ni siquiera sus declaraciones de impuestos.