El presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, agradeció a los países que se han sumado recientemente a su propuesta y rechazó la amenaza del presidente en disputa, Nicolás Maduro, de convocar a elecciones, en una rueda de prensa desde el Palacio Federal Legislativo, en Caracas.
"El mundo hoy reconoce cada grano de arena que han aportado tantos venezolanos en reconstruir la democracia venezolana", dijo Guaidó.
También señaló que el mundo hoy no está del lado de Juan Guaidó ni de la Asamblea Nacional, "está de su lado, del venezolano, que quiere vivir mejor, que quiere reconstruir la democracia".
En cuanto a las elecciones, señaló que "si no le reconocieron las elecciones o la farsa que trató de montar el 20 de mayo, no sé de quién tenga respaldo (...) Quien usurpa funciones en Miraflores para llevar un proceso como ese está absolutamente deslindado de lo que está pasando en las calles de Venezuela".
Guaidó indicó que es injusto el asesinato de 69 jóvenes, en 10 días, la mitad de asesinados políticos de 2017, aseguró: "Creen que asesinar a los más vulnerables iba a detener una lucha que es indetenible". "No va a ser en vano su lucha", afirmó.
Manifestó incluso que existen dos elementos a corto plazo: solicitar la protección de activos de Venezuela, en Europa, y la ayuda humanitaria que ya ha sido además anunciada por Alemania y Canadá, esta última durante la reunión del Grupo de Lima que se celebra en ese país.
Guaidó también enfatizó en el descontento de las fuerzas armadas venezolanas y señaló que ya se ha contactado con miembros del ejecutivo "que tienen disposición absoluta de respaldar la iniciativa", pero hay un “tema de gobierno que no se los ha permitido”.
Y reconoció que ha recibido apoyo de fundaciones privadas, pero que tiene conocimientos del alto mando que están evaluando la posibilidad de "robarse" esa ayuda: "Apelo, una vez más, a la conciencia de los militares (...) Esto es para salvar vidas".
La agencia Reuters señaló más tarde que Guaidó denunció que el gobierno de Maduro intenta mover entre 1.000 a 1.200 millones de dólares desde un banco estatal en Caracas a Uruguay.
