Human Rights Watch pidió este miércoles a los gobiernos latinoamericanos que mejoren los programas de protección, concedan estatus legal y retiren los “onerosos requisitos de visado” para millones de haitianos y venezolanos que han tenido problemas para encontrar trabajo, atención médica y educación en los países anfitriones sudamericanos, lo que los obliga a buscar cada vez más asilo en Estados Unidos.
En un reporte que describe la situación de los migrantes haitianos y venezolanos, Human Rights Watch dijo que las políticas de regularización y la integración “limitada” en América del Sur están forzando a personas vulnerables a dirigirse cada mes hacia Estados Unidos.
Para llegar a la frontera estadounidense, muchos solicitantes de asilo hacen un viaje largo y peligroso que incluye cruzar el Tapón del Darién, un tramo de jungla sin carreteras entre Colombia y Panamá.
“Lo que hemos documentado a lo largo de nuestra investigación en los últimos años es cómo la falta de vías seguras y legales ha empujado a los migrantes y solicitantes de asilo a cruzar el peligroso Tapón del Darién”, señaló Tirana Hassan, directora ejecutiva de HRW, durante la presentación del informe en Bogotá.
El grupo instó a los gobiernos latinoamericanos a “implementar un régimen de protección temporal en toda la región que conceda a todos los venezolanos y haitianos un estatus legal por un plazo fijo con una duración adecuada y renovable, incluyendo a quienes no reúnan los requisitos para obtener el estatuto de refugiado según la legislación nacional".
El reporte también pide que los gobiernos eliminen barreras que limitan la integración de migrantes y refugiados, como leyes que impiden que las personas obtengan permisos de trabajo mientras buscan asilo en otros países.
“Aunque algunos gobiernos latinoamericanos han realizado esfuerzos encomiables para acoger a migrantes y solicitantes de asilo, las políticas de la región con frecuencia han sido insuficientes debido a, entre otras razones, plazos restrictivos, procedimientos complejos, requisitos de documentación onerosos y retrasos administrativos”, indicó el reporte, que analizó las políticas de asilo en países como Panamá, Colombia, Brasil, Perú y Chile.
“Los sistemas de asilo cuentan con una capacidad limitada, lo que provoca retrasos significativos”, añadió el grupo.
Según las autoridades panameñas, más de 700.000 migrantes han cruzado el Darién en los últimos 18 meses en su camino a Estados Unidos. En lo que va de año han cruzado unas 238.000 personas.
Alrededor del 65 % de los que atraviesan la pantanosa y traicionera selva son venezolanos que huyen de la crisis política y económica en su país.
En Venezuela persiste una tensión política por los resultados de las cuestionadas elecciones presidenciales del 28 de julio de las que la autoridad electoral dio como ganador a Nicolás Maduro, mientras que la oposición reclama la victoria de Edmundo González mostrando actas de votación que, según dicen, le darían una holgada diferencia de votos sobre el mandatario.
Hassan aseguró que en una reciente visita a Necoclí —una población costera en Colombia desde donde parten los migrantes hacia el Darién— identificaron personas que salieron de Venezuela después de las elecciones presidenciales.
“Conocimos a familias que se enfrentaban a decisiones imposibles: tendrían que soportar la represión y el miedo a ser arrestados en Venezuela o arriesgarse a la violencia, la explotación y la agresión sexual y posiblemente incluso a la muerte en el Darién”, señaló Hassan.
Varios países de la región han mostrado su preocupación por un eventual aumento del flujo migratorio de venezolanos a raíz de la crisis política. Juanita Goebertus, directora de la División de las Américas de HRW, señaló que por ahora han notado un incremento de la migración hacia Brasil que se explicaría por el reconocimiento de refugiados que otorga ese país.
En lo que va de año, 11.000 haitianos han cruzado la selva camino de la frontera estadounidense, según cifras publicadas por la agencia nacional de inmigración panameña. Aunque este año se estableció un nuevo gobierno interino en Haití, las pandillas aún controlan el 80 % de la capital, Puerto Príncipe, y millones de personas enfrentan una “grave inseguridad alimentaria”, según la agencia alimentaria de la ONU.
Human Rights Watch señaló que los haitianos que viven en América del Sur tienen problemas para conseguir permisos de residencia o acceder a trabajos formales, lo que hace cada vez más difícil mantener a los familiares que dejaron en casa y les hace poner rumbo a Estados Unidos.
Los venezolanos también parecen estar teniendo problemas para integrarse en los países suramericanos, cuyas economías se han desacelerado tras la pandemia.
Una investigación realizada por la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas, ACNUR, sugiere que la mayoría de los venezolanos que piden asilo en Estados Unidos ya han tratado de instalarse en países como Perú, Chile, Colombia y Ecuador.
Según un reporte de julio de la agencia de refugiados, el 66 % de los venezolanos que cruzaron a la selva del Darién el mes pasado dijeron que habían vivido en países suramericanos.
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