Greenpeace pone a navegar su polémico barco ‘Rainbow warrior II’ o ‘Guerrero del arcoíris’, en reemplazo de su barco de 50 años de antigüedad que presentaba numerosas abolladuras por sus diversos encuentros con balleneros, cazadores de focas y madereros ilegales.
“Hoy vamos a romper una botella de champagne en la proa, y poner en marcha el primer barco del mundo construido desde la quilla hasta ganar la batalla por el futuro de la Tierra”, señaló la organización sin ánimo de lucro.
En su primera misión la nueva nave tomará rumbo a Estados Unidos dentro de la campaña de Greenpeace contra la quema de carbón para generar electricidad. Después se dirigirá a Sudamérica para llamar la atención contra la destrucción de las selvas tropicales en la Amazonia.
"El nuevo Rainbow Warrior es el barco perfecto con el que navegar en la tormenta perfecta de las crisis ecológicas, económicas y democráticas azotando a nuestro mundo", señaló Kumi Naidoo, director Ejecutivo de Greenpeace Internacional.
"Con una tripulación internacional, el Rainbow Warrior se enfrentará a los criminales del medio ambiente en todo el mundo, va a investigar y exponer las actividades destructivas, pero, sobre todo, proporcionará una luz de esperanza e inspiración a la acción donde quiera que vaya”, agregó.
“Como un barco de campaña, el nuevo guerrero será una voz de nuestros océanos, los bosques, nuestro clima y nuestro futuro. Construido para durar por lo menos 50 años, es una promesa a ustedes, nuestros seguidores, que nunca rendirse, nunca te rindas”, dicta el comunicado.
Rainbow Warrior II
Su antecesor, “era un barco pesquero oxidación raspado y lijado a mano que protagonizó la historia de la salvación de las ballenas, parando la emisión de residuos radioactivos, y la navegación en las zonas alrededor de los ensayos de armas nucleares del Pacífico hasta el Ártico.
Su viaje en la historia se vio interrumpida por dos minas magnéticas en 1985, cuando los políticos asustados de París ordenaron a los agentes franceses a hundir el barco en Nueva Zelanda.
Un miembro de la tripulación fue asesinada en el ataque ‒el fotógrafo Fernando Pereira‒. Un partidario de Auckland acuñó la frase que se convirtió en un lema de la oposición: "No se puede hundir un arco iris".
Hoy, el Rainbow Warrior II está haciendo la labor de socorro en la India como un barco hospital.