"Alemania, en el corazón de Europa, es uno de nuestros aliados más fuertes, y la canciller Merkel es una de mis socias más cercanas en el mundo", dijo Obama en su mensaje de bienvenida a la canciller alemana Ángela Merkel.
Obama agasajó a Merkel con una cena formal en la que le concedió la Medalla Presidencial de la Libertad, un gesto destinado a impulsar una relación entre ambos mandatarios, que raramente se otorga a un extranjero.
Los dos mandatarios coincidieron en que el líder libio Moammar Gadhafi abandonará pronto el poder, pese a reconocer algunos desacuerdos sobre la situación en Libia. "La canciller y yo hemos sido muy claros. Gadafi debe dejar el poder y entregárselo a los libios, y la presión se intensificará hasta que lo haga", afirmó Obama.
"Nuestra colaboración, nuestra amistad, reposan sobre una base muy extensa. A veces, puede haber diferencias de opinión, lo importante es que deseamos el éxito del otro", agregó Merkel.
Berlín se abstuvo en marzo de la votación del Consejo de Seguridad de la ONU que autorizó la acción militar en Libia.
Los líderes mantuvieron una intensa jornada de diálogo con una agenda en la que figuraron la situación libia, la crisis económica y la jefatura del FMI.
Pero la reunión les sirvió sobre todo para afianzar los lazos que unen a los dos países y a los dos mandatarios en particular, tal y como lo resumió Obama: "Alemania, en el corazón de Europa, es uno de nuestros más fuertes aliados. Y la canciller Merkel es uno de mis socios globales más cercanos".
Según el mandatario, la Unión Europea será capaz de superar la crisis, al tiempo que reafirmó la solidaridad de Estados Unidos frente a un tema "difícil".