La posición de la primera ministra de Gran Bretaña, Liz Truss, pendía de un hilo el jueves luego de la renuncia de una destacada ministra de su gobierno, que arrojó críticas contra su gestión, y de que una votación en la Cámara de los Comunes terminase en caos y reproches.
El fallido plan económico presentado por su gobierno el mes pasado desencadenó el caos financiero y una crisis política que derivó en la sustitución del secretario del Tesoro, múltiples cambios de rumbo en sus políticas y en una ruptura de la disciplina en el gobernante Partido Conservador.
Muchos conservadores creen que Truss debe renunciar, pero ella se ha mantenido desafiante y afirmó que “soy una luchadora y no me rindo”.
Según el legislador conservador Simon Hoare, el gobierno está desorganizado.
“Nadie tiene un plan de ruta. Todo es una suerte de lucha cuerpo a cuerpo en el día a día”, dijo en declaraciones a la BBC el jueves, añadiendo que Truss tenía “unas 12 horas” para darle la vuelta a la situación.
Los periódicos que suelen ser afines a los conservadores se mostraron muy críticos. Un editorial del Daily Mail llevaba por título “Las ruedas del auto de payasos de los toris se han salido”.
La secretaria de Comercio Internacional, Anne-Marie Trevelyan, concedió una entrevista el jueves en la mañana para defender al ejecutivo e insistió en que ofrece “estabilidad”. Pero no pudo garantizar que Truss vaya a ser la candidata conservadora en las próximas elecciones.
“Por el momento, creo que esta es la situación”, indicó.
Mientras las encuestas de opinión otorgan una amplia y creciente ventaja al Partido Laborista, muchos conservadores piensan ahora que su única esperanza para evitar una debacle electoral es sustituir a Truss. Pero están divididos acerca de la forma de deshacerse de ella y todavía no han aflorado candidatos a sucederla.
Las elecciones generales no están previstas hasta 2024 y, de acuerdo con las normas del Partido Comunista, Truss estaría técnicamente a salvo de desafíos a su liderazgo durante un año. Pero esto podría cambiar si un número suficiente de legisladores así lo reclama, y hay una creciente especulación acerca de cuántos legisladores han enviado ya cartas solicitando una moción de censura.
En un importante revés a la mandataria, la secretaria de Interior, Suella Braverman, dimitió el miércoles tras incumplir las normas al enviar un documento oficial desde su cuenta personal de correo electrónico. Aprovechó su carta de renuncia para arremeter contra Truss afirmando que tenía “preocupaciones sobre la dirección de este gobierno”.
“El funcionamiento del gobierno depende de que la gente acepte la responsabilidad por sus errores”, indicó en una indirecta poco velada hacia la líder.
Braverman fue sustituida como secretaria de Interior, el ministerio responsable de la inmigración y la seguridad, por el exministro del gobierno Grant Shapps. Es un destacado partidario de Rishi Sunak, el exsecretario del Tesoro que perdió ante Truss en la última ronda de la carrera por el liderazgo conservador.
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