Una de las partes más importantes del cuidado de un enfermo es el hacerle sentir acompañado por los que uno quiere, y el Centro de Hospicio HPH de Spring Hill, en el estado de Florida, lo sabe muy bien.
Tanto el dolor físico como el emocional se aplacan cuando uno mantiene vivo el recuerdo de aquellos que le han acompañado a lo largo de su vida. Los centros de hospicio pretenden consolar y generar un mayor confort en los pacientes que los frecuentan, pero algunos de los enfermos temen dejar a la familia y sienten que con ellos están dejando una parte importante de su vida.
El HPH de Spring Hill detectó que ese dolor puede disminuirse de una forma: mantener vivo el recuerdo.
Dawn Woodward es la directora de este centro, donde han creado un sistema innovador para generar este entorno: graban documentales de las familias de cada paciente para que estos las puedan ver tantas veces como lo deseen.
Ann Marie Dorcas es una de las beneficiarias de este tipo de ayudas. Sufre una enfermedad de corazón congénita para la que recibe un tratamiento especial en casa. A las puertas de la muerte, Dorcas recuerda alguno de sus momentos más especiales que han sido grabados en video.
“Amo a mis nietos y tengo un montón de sobrinos agradables. En total tengo 14 y supongo que tendré más”, recuerda Ann.
Su hija Marlene quiere asegurarse de que la siguiente generación tiene un gran recuerdo de cómo era su abuela. “Todas esas historias que se perderían a menos que podamos grabar a mi madre para enseñársela después, porque ella es la única que tiene los detalles. Yo sólo conozco pequeñas partes de la historia”, explica Marlene.
Lo que se queda sin decir
El principal uso de este invento es cuidar a la gente que padece una enfermedad terminal y ayudar a sus familias a afrontarlo y asumirlo antes de que sea tarde. En muchos casos, los pacientes cuentan sus historias al personal del hospicio y les piden que entreguen algunos mensajes a sus familias.
“Esta es el tipo de información que arde cuando se van”, explica Woodward. “A veces escuchamos esas historias que ni siquiera la familia conocía y somos nosotros los primeros en escucharlas; y eso no es justo”.
El legado de los videos ofrece una oportunidad única a las familias, ya que, en lugar de emplear el tiempo en la enfermedad, pacientes como Ann Marie Dorcas pueden emplear el tiempo que les queda con su familia y dejando después un testimonio de por vida.
Para muchas familias, la historia se pierde entre las fotografías y otros pequeños objetos de valor sentimental, pero el video puede darles un sentido y recobrar historias que de otra forma se perderían irremediablemente, señala Woodward.
“Cuando alguien se va, su memoria desaparece con él. Este programa es un camino para mantener ese recuerdo vivo, es un testimonio vivo que supone un importante regalo para aquellas familias”, asiente.