Pinceles, lienzo, telas, mucho color y por supuesto, gallos, son todo lo que necesita la artista venezolana, Mari Ménez, una pintora que hoy sorprende al mundo con varias obras inspiradas en un animal común, el gallo de pelea, que para ella significa la conexión con su padre.
"Mi papá sufría de alzheimer. Murió el año pasado, pero en el año 2019, él ya tenía casi 14 años con esa enfermedad”, cuenta Mary, que desde que llegó a Colombia en 2010 no ha parado de darle vida con sus cuadros a estos ejemplares con los que logró que su padre la recordara a través de una imagen que le era familiar. "Él vivía en Venezuela, yo acá en Colombia y por su padecimiento ya no se acordaba de mí. Hacíamos una llamada telefónica y solamente repetía lo que otra persona le comunicaba que tenía que decir porque no sabía con quién hablaba”.
“Cuando pinté ese gallo y mi hermana se lo muestra en una tablet, él lo ve y dice: 'esto es un gallo de exhibición, no es un gallo de pelea, porque tiene cresta y tiene barbilla. Es un gallo español'”, rememora Ménez en entrevista con la Voz de América.
Esta licenciada en artes con ancestros wayúu y descendencia afro, explica que se deja influenciar por el artista francés Henri Rousseau, a quien admira por la espontaneidad en sus pinturas.
“La obra que tiendo a repetir más es la del caballero que es un gallo Golden Grey. Es un gallo que ya es viejo. Cuando yo hice la obra original, yo había hecho un gallo viejo; sin embargo, conserva esa gallardía, pero es también ese ser que ya venció todas sus batallas y tiene su retiro digno”, explica la artista, sobre sus obras que también se encuentran en prendas de vestir y accesorios.
Desde Zipaquirá, Cundinamarca, Colombia, y lejos de Venezuela, Ménez exporta sus obras a países como Estados Unidos, Panamá, Ecuador y República Dominicana.
En sus obras, deja claro que intenta mostrar su propia imagen y su personalidad. “Cuando yo trabajo, yo me tengo que sentir bien. Tengo la mala costumbre de pintar con tacones. Si no estoy maquillada, no tengo tacones, no tengo un vestido bonito, no voy a pintar los gallos de la misma manera que si lo hiciera con un jeans roto o en tenis”.
Para el curador de arte, José Gregorio Noroño, la obra de Mary refleja la constante relación entre la vida y el arte.
“La recibimos de manera muy curiosa al ver que esta artista produce una obra, la concibe en función de su infancia, la cual estaba rodeada de aves de corral, su papá era gallero”, explica a la VOA Noroño.
Si bien su idea de ilustrar ejemplares de gallo fino nació de los recuerdos de su infancia, hoy día esta venezolana ha llevado sus obras a nivel internacional, a escenarios como México y Francia que han abrigado las obras de Mary, en la actualidad prepara una exposición desde Zipaquirá, la conocida Ciudad de Sal.
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