El principal responsable de la economía china viaja a Washington el martes para participar en conversaciones el jueves y el viernes que buscan cerrar una guerra comercial entre ambas naciones antes de que entre en vigor una nueva subida de aranceles estadounidenses.
El anuncio de la agencia oficial de noticias china Xinhua se produjo después del diálogo de la semana pasada en Beijing en el que, según el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, se “avanzó” en temas clave.
El viceprimer ministro chino, Liu He, se reunirá con Lighthizer y con el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, agregó Xinhua.
Grupos empresariales y economistas consideraron el sorpresivo anuncio del viernes de nuevos contactos esta semana como un indicio de avances.
Ambos gobiernos se mostraron optimistas, pero no dieron más detalles de sus conversaciones.
Según los economistas, el tiempo restante de negociación es muy poco para resolver todos los puntos que tensan la relación entre las dos mayores economías del mundo. Apuntan que el objetivo de Beijing es convencer al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que se están haciendo suficientes progresos para demorar la subida de aranceles.
Beijing espera “un acuerdo beneficioso mutuo (...) aceptable para ambas partes”, dijo un vocero del Ministerio de Exteriores, Geng Shuang.
Sin acuerdo, la subida del 10% en los aranceles a importaciones chinas valoradas en 200.000 millones de dólares del pasado julio pasará al 25% el 2 de marzo.
Lighthizer dijo al presidente chino, Xi Jinping, el viernes pasado que las dos partes “avanzaron en asuntos muy, muy importantes y difíciles”.
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Trump impuso las sanciones por las quejas de que Beijing roba o presiona a las empresas extranjeras para que entreguen su tecnología. El diálogo aborda además quejas sobre los planes de Beijing para desarrollar tecnología, el ciberespionaje y el superávit comercial chino.
Beijing respondió a la medida de Trump subiendo también los aranceles a los bienes estadounidenses y dijo a sus importadores que busquen otros proveedores. Esto derivó en un descenso del 40% en las importaciones chinas de productos estadounidenses en enero.
Washington, Europa, Japón y otros se quejan de que planes como “Made in China 2025”, que prevé la creación de competidores globales estatales en campos como robótica y otras tecnologías, violan las obligaciones de apertura de mercado de Beijing.
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Los líderes chinos se han ofrecido a reducir su multimillonario superávit comercial con Estados Unidos con la compra de más gas natural y soja, entre otros bienes, pero se resisten a cambiar unos planes empresariales que consideran una vía a la prosperidad y a la influencia internacional.
Trump dijo la semana pasada que podría estar dispuesto a demorar el plazo del 2 de marzo si las conversaciones van bien, pero Washington debe determinar aún si las negociaciones están logrando suficientes progresos.