En un principio, el venezolano Francesco Antonelli nunca vio a la música como parte de su proyecto de vida. Sin embargo, todo cambió a sus 15 años, cuando un acercamiento con este arte lo convenció de que era una pasión a la que quería dedicarse.
Su esfuerzo y preparación a lo largo de los años le han rendido frutos, al punto que en febrero de 2023, la popular banda de folk metal española Mägo de Oz lo anunció como su nuevo integrante.
Actualmente, Antonelli es el tecladista del conjunto, al que se integró oficialmente meses antes de una gira internacional para celebrar el 35 aniversario de la banda, entre las más reconocidas e importantes del heavy metal en español.
“La entrada en Mägo de Oz es otro mundo distinto, te toca defender lo que compones. Cuando entré, ellos estaban en proceso de composición y tuve la oportunidad de trabajar el tema de composición con ellos, y ahora esta gira es defender tu trabajo y estar frente a 30.000 personas que no es nada fácil (…) Realmente es increíble y he aprendido muchas cosas desde que empecé con Mägo de Oz”, afirma el venezolano en entrevista con la Voz de América.
Francesco Antonelli tiene un amplia carrera en la música. Es compositor, tecladista y también ha trabajado como productor musical y docente de piano. Su trabajo en el área de la composición es extenso y ha colaborado en el ámbito del cine, videojuegos, programas de televisión y otros músicos. Aunque hoy es tecladista en la popular banda de rock, el venezolano aún mantiene sus otras facetas entre concierto y concierto.
“La experiencia ha sido increíble. Después de estar trabajando en estudios de grabaciones como músico de composición, ahora salir al escenario y tocar frente a 30.000 personas es increíble (…) Cuando no estoy de gira, trabajo haciendo música para otras bandas. A veces me piden arreglos orquestales, visuales y estoy trabajando también con una empresa de diseño de producto con proyectos que verán la luz próximamente”, detalla.
Del deporte a la música
La música llegó a la vida de Francesco Antonelli luego de una serie de eventos fortuitos, según cuenta. Desde pequeño su afinidad era con el béisbol. En su niñez jugó en campeonatos y ganó premios individuales en Nueva Esparta, estado de donde es oriundo, en el oriente de Venezuela.
“De pequeño no tenía ninguna intención de estudiar música, de hecho yo era pelotero y creo que mi vida estaba encaminada hacia ese deporte. A los 12 años ya había estado en dos nacionales, representado a Nueva Esparta, tenía premios como mejor bateador del estado", recuerda
"Mi vida estaba encaminada a eso y mis padres me apoyaron mucho. Pero como a los 15 años se dio la revelación, me encontré con la música y me di cuenta que por parte de mi madre todos son músicos (…) Conocí la música, el instrumento, comencé a tocar piano y vi que se me facilitaba, así que supe que había algo. La música siempre ha sido mi momento de encontrarme, a donde vaya siempre tengo a la música y a partir de ahí nunca la dejé", explica.
Su acercamiento con el piano sucedió tras acompañar a su hermano mayor, quien era guitarrista, a tocar en una banda. Ahí fue cuando descubrió el papel que jugaba el tecladista. "Vi un amigo de él que era tecladista y estaba dirigiendo. Me pareció interesante como él entendía la música y empecé a buscar el instrumento, a tocarlo, a indagar y ya a los 15 años, cuando me senté en un piano, fue amor a primera vista. No pude soltarlo", rememora.
Antonelli practicó música desde adolescente y una vez culminó bachillerato se mudó al estado de Mérida para estudiar piano clásico en la Universidad de Los Andes (ULA). Allí permaneció en el conservatorio durante dos años, hasta que la situación del país se comenzó a agravar y muchos de sus profesores decidieron emigrar.
En ese momento, el venezolano tomó la decisión de tener una carrera de respaldo y dejar la música en segundo plano. Así fue como comenzó a estudiar Ciencias Políticas. No obstante, al poco tiempo se dio cuenta que no podía abandonar su pasión. “No podía tenerla a un lado, era mi prioridad así que terminé la carrera como un hobby y el piano fue mucho más en serio”, sostiene.
En 2017, Antonelli tomó la decisión de emigrar a España en busca de oportunidades como músico.
"Salí hace 7 años de Venezuela, por la inestabilidad política y económica. El país se estaba aislando a nivel cultural tecnológico y uno como músico siempre quiere evolucionar. Supe que no podía vivir así", confiesa.
Tras varios años como productor y compositor, finalmente tuvo la oportunidad de entrar a Mägo de Oz gracias a la recomendación de una compañera y a su trabajo como tecladista, el cual publicaba con frecuencia en sus redes sociales. Su música ya había captado la atención de la banda. "Cuando me llamaron fue un cambio de 180 grados en mi vida", insiste.
El sueño de tocar en Venezuela
Aunque Francesco Antonelli ha vivido en el último año una serie de experiencias “increíbles”, cuenta que su mayor sueño aún está por cumplirse. El venezolano espera que pronto Mägo de Oz concrete una fecha en Venezuela y pueda así presentarse como tecladista en su país natal.
"Una de mis metas principales, sería llevar la banda a Venezuela, que se logre concretar un show allá. Para mí sería un orgullo, desde que hace tantos años que la banda ni ha ido a Venezuela, poder regresar y ofrecer un concierto. Por ahora quiero seguir disfrutando de los viajes, seguir conociendo y espero por lo que me depara el futuro, también espero volver a Venezuela (...) cuando todo mejore”, apunta.
Para Antonelli, el hecho de representar a su país es un motivo de orgullo, pues como migrante le tocó reinventarse. Gracias a su esfuerzo terminó en una de las bandas españolas más importantes.
“España me ha recibido muy bien, al igual que mis comentarios. Cuando empezamos la gira, los fans pensaban que yo era italiano por mi nombre y apellido, pero yo siempre llevo alguna identificación que diga soy venezolano y soy orgulloso de eso, nací y crecí y ese es mi país. Yo estoy orgulloso de ser venezolano”, asegura.
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