Investigadores hallaron más de 200 fosas comunes con entre 6.000 y 12.000 cadáveres, tras el reinado de tres años del grupo extremista Estado Islámico en Irak, dijo Naciones Unidas el martes.
Las tumbas contienen los restos de miles de personas que se cree que fueron víctimas del grupo radical suní, que entre junio y diciembre de 2014 invadió grandes franjas del norte de Irak y lo declaró parte de su autoproclamado califato. Es decir, las fosas datan de entre 2014 y 2017, cuando el violento grupo gobernó algunas de las principales ciudades y pueblos del país.
Las 202 fosas verificadas por investigadores están dispersas por el norte del país y son un “legado del terror del Estado Islámico”, según un comunicado conjunto de la misión de la ONU para Irak y la Oficina de Derechos Humanos del organismo. Los hallazgos de las tumbas pueden ser empleados como pruebas de los crímenes de la milicia radical, apuntaron.Durante su ofensiva en Irak y en la vecina Siria, los insurgentes asesinaron en masa a miembros de las fuerzas de seguridad capturados, expulsaron o mataron a minorías y esclavizaron a mujeres de la secta yazidí.
Estas muertes "pueden constituir crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y genocidio".
Varias tumbas halladas en la provincia iraquí de Salahuddin contienen los restos de las víctimas de la masacre del Campo Speicher, en 2014, cuando los radicales mataron a alrededor de 1.700 miembros de las fuerzas de seguridad y cadetes del ejército.
Entre los muertos hay mujeres, niños, ancianos y discapacitados, así como miembros de las fuerzas armadas y la policía de Irak, según un informe de la ONU.
En algunos casos, los radicales tiraron a sus víctimas en pozos o sumideros en lugar de cavar fosas. Según los investigadores, en un sumidero en Khasfa, al sur de Mosul, la ciudad más importante que estuvo en manos del Estado Islámico, podría haber miles de cuerpos.
Naciones Unidas había dicho anteriormente que casi 33.000 civiles fueron asesinados por el grupo en Irak, con más de 55.000 heridos.
Las tumbas se concentran en cuatro provincias, Ninewa, Kiruk, Salah al-Din y Anbar, en el norte y el oeste del país, cerca de la frontera con Siria.
Estado Islámico se había atrincherado en esas áreas hasta su derrota en diciembre de 2017 a manos de fuerzas iraquíes apoyadas por una coalición liderada por Estados Unidos.
Es difícil hacer un cálculo exacto de los cuerpos, según la organización, ya que hasta el momento sólo se han excavado 28 fosas comunes, donde se han exhumado 1.258 cuerpos.
Durante los tres años que controló la zona, Estado Islámico aterrorizó a los residentes locales y llevó a cabo ejecuciones de personas que consideraba opuestas al grupo, gente vinculada al Gobierno o por cuestiones de orientación sexual y otros motivos.
Los insurgentes también atacaron a miembros de minorías étnicas y religiosas, incluidos cristianos y yazidíes.
Con información de Reuters y AP.