Chuck Blazer, un exejecutivo de la FIFA relacionado al escándalo de corrupción, admitió que él y otros miembros del comité ejecutivo de la organización rectora del fútbol mundial aceptaron sobornos.
El dinero habría sido canjeado por su apoyo a favorecer las sedes de las copas mundiales Francia 1998 y Sudáfrica 2010, según documentos presentados en el caso criminal y revelados este miércoles.
Blazer admitió haber aceptado el dinero al declararse culpable en 2013 de cargos que incluyeron fraude organizado, fraude bancario, lavado de dinero y evasión de impuestos.
Según el diario The New York Times, hay al menos otros dos testigos en el caso de FIFA: Daryan y Daryll Warner, hijos de Jack Warner, ex presidente de Concacaf, el organismo supervisor del fútbol en América del Norte, Centroamérica y El Caribe.
Blazer, amigo de Warner, se desempeñó como secretario general de la Concacaf de 1990 a 2011.
Mientras tanto, el miércoles por la noche, el ex vicepresidente de FIFA, Jack Warner, originario de Trinidad y Tobago, negó haber aceptado ningún soborno en relación a la adjudicación de la Copa Mundial de 2010.
"No es cierto. Sudáfrica no me dió un soborno por $10 millones de dólares. No me dieron ningún dinero. Todo lo que tengo es de antes de meterme en política", aseguró.
Sin embargo Warner afirmó durante una aparición en televisión que tenía pruebas de los arreglos financieros de FIFA y de su involucramiento en las elecciones general de la isla caribeña en 2010.
Warner es uno de seis personas que han sido puestos en "alerta roja" por Interpol, por cargos de corrupción, lo que significa que podrían ser arrestados en cualquier parte del mundo a la que viajen.