El Departamento de Justicia no procesará al exoficial de policía que mató a tiros a un joven desarmado afroestadounidense de 18 años en Ferguson, Missouri.
Las autoridades federales concluyeron que no había pruebas para refutar el testimonio de Darren Wilson, que temía por su seguridad en el altercado que terminó con la vida de Michael Brown, ni hubo relatos de testigos fiables para establecer que Brown levantó sus manos cuando le dispararon.
La noticia llegó después que el Departamento de Justicia de Estados Unidos divulgara un reporte en el que acusa a la policía de Ferguson, Missouri, de violar rutinariamente los derechos constitucionales de sus ciudadanos negros.
El reporte es el resultado de una investigación de seis meses iniciada tras la muerte de Brown el año pasado.
Un gran jurado estatal decidió no presentar cargos contra el Wilson, decisión que provocó fuertes confrontaciones en la pequeña comunidad predominantemente negra de los suburbios de San Luis, Missouri, y en el resto del país.
Basándose en cientos de entrevistas y más de 35 mil páginas de registros policiales y otros documentos, los investigadores del Departamento de Justicia encontraron que los afroestadounidenses representaban el 93 por ciento de los arrestos en Ferguson, así como el 85 por ciento de total de paradas rutinarias de tráfico y el 90 por ciento de todas las multas.
El reporte también revela que los oficiales de Ferguson rutinariamente circulaban bromas racistas en sus cuentas de correo gubernamentales.
En uno de los correos electrónicos escrito en noviembre de 2008 luego de ser elegido presidente Barack Obama, un oficial escribió que el presidente no se quedaría mucho tiempo en la presidencia, porque “¿qué hombre negro puede mantener su trabajo por más de cuatro años?”.
