Cuando se descubrió el árbol del caucho, de los 80.000 indígenas que habitaban La Chorrera, únicamente 80 sobrevivieron al régimen de esclavitud para la extracción del líquido. En la actualidad hay alrededor de 4.000 indígenas viviendo y protegiendo el lugar.
Los pueblos indígenas uitotos, boras, ocainas y mirañas, en La Chorrera, Amazonia colombiana, que sobrevivieron a la explotación del caucho a comienzos del siglo XX, dieron apertura a una expedición que busca encontrar nuevas especies en esta espesa selva que por años también estuvo oculta por el conflicto armado en Colombia.
Una expedición que se llama Bio, Alto Río Igara-Paraná (un extenso brazo del río Amazonas que atraviesa el lugar) busca mezclar los conocimientos ancestrales de los aborígenes de la zona, que guiarán a 15 biólogos en busca de peces, mamíferos y otras especies con las que ellos han establecido una relación de siglos.
“Esta tierra es una madre que nos ha cuidado y es de mucha importancia para nosotros”, le dijo a la Voz de América el líder indígena Jorge Tetelle.
Para llegar a esta selva hay que trasladarse por aire en un vuelo de dos horas y media desde Bogotá hasta una base militar colombiana ubicada en ese punto, la otra opción es en lancha, en un recorrido de 15 días por el afluente amazónico desde la ciudad de Leticia, el único centro económico del departamento colombiano del Amazonas, al sur.
¿Qué especies van a investigar?
La expedición, según el Ministerio de Ciencia de Colombia, buscará nuevos hallazgos en ocho grupos biológicos, como aves, mamíferos voladores y flora, entre otros.
“Los resguardos indígenas en Colombia cumplen un papel importantísimo, son una barrera para la deforestación. En Colombia más o menos se tumban 150.000 hectáreas de bosque, necesitamos parar esa deforestación y necesitamos conocer lo que tiene la selva”, comentó a la VOA Luz Marina Mantilla Cárdenas, directora del Instituto SINCHI.
La expedición tendrá la tarea de obtener información de primera mano y material de referencia de la diversidad que existe en esta reserva natural, con el fin de aportar información al inventario de la biodiversidad del país, en una zona que cuenta con presencia y abundancia de especies endémicas de la Amazonia que necesitan planes de manejo para su conservación.
“Este escenario es muy importante en la Amazonia colombiana. Mantiene sus tradiciones, mantiene su cultura y tiene muchísimo conocimiento de las especies con las que ellos conviven”, le dijo a la Voz de América la bióloga e investigadora Mariela Osorno, quien hará parte del grupo de investigadores.
El territorio, que se extiende en un área aproximada de 13.078 km² tiene un pasado esclavista
La Chorrera era conocida a comienzos del siglo XX como la Casa Arana, del comerciante peruano Julio César Arana, que se dedicó a la explotación cauchera, sometiendo a los pueblos indígenas de la zona a trabajar forzados en la extracción del caucho.
“Históricamente, hemos sufrido varios episodios de gran magnitud, como es el caso de la cauchería de la casa Arana, que marca nuestra historia en dos momentos”.
La expedición cuenta con un presupuesto de unos 387 millones de pesos (83.000 dólares) para preservar la biodiversidad amazónica mezclando el saber científico y conocimientos ancestrales de los pueblos uitotos, boras, ocainas y mirañas.
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