El exespía ruso Sergei Skripal está respondiendo bien a un tratamiento médico y ya no está condición crítica un mes después de haber sido envenenado con un agente neurotóxico, informó el viernes una autoridad médica británica.
Hace un mes, el envenenamiento de Skripal y su hija provocó una crisis diplomática entre Rusia y las potencias occidentales.
Skripal y su hija Yulia fueron hospitalizados desde que los hallaron inconscientes en un banco del parque el pasado cuatro de marzo. Ambos pasaron semanas inconscientes y en estado crítico.
Las autoridades británicas acusan a Rusia de exponerlos a un agente neurotóxico de tipo militar de la era soviética.
Rusia ha negado toda responsabilidad.
La doctora Christine Blanshard, directora médica del Hospital Distrital de Salisbury, dijo que el exespía de 66 años "responde bien al tratamiento, mejora rápidamente y su estado ya no es crítico".
Su hija, Yulia Skripal, de 33 años, está consciente y estable, añadió.
La televisión estatal rusa emitió el jueves una grabación de lo que dijo era una llamada telefónica de Yulia a su prima Viktoria Skripal en Rusia, en la cual dijo que recibiría el alta del hospital en poco tiempo.
Blanshard dijo el viernes que Yulia puede "anticipar el día en que se encuentre lo suficientemente bien para abandonar el hospital", pero que la fecha de su alta eran "puras conjeturas".
El incidente ha enfriado las relaciones entre Rusia y Occidente, con una inédita ola de expulsiones de diplomáticos, incluso en lo peor de la Guerra Fría.
Rusia convocó el jueves a una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para analizar el caso Skripal. El embajador ruso advirtió a Londres que estaba "jugando con fuego" y aseguró que Rusia era víctima de una campaña difamatoria apresurada, desprolija y malintencionada.
El viernes, el canciller ruso Serguei Lavrov reiteró que Rusia debe presentar las pruebas que posee en el caso.
En un viaje a Bielorrusia, Lavrov dijo que las autoridades británicas se han embarcado en "esfuerzos convulsivos y frenéticos para apoyar su posición indefendible" en lugar de presentar las pruebas.
Dijo que Gran Bretaña y sus aliados occidentales se equivocan si esperan que Rusia "confiese todos los pecados mortales" que no cometió y "se someta a sus reglas de juego".