El presidente Evo Morales acusó a la oficina antidrogas estadounidense (DEA) de haberse vinculado en el pasado con narcotraficantes locales y aseguró que no permitirá su regreso a Bolivia, de donde fue expulsada en 2008.
"Mientras sea presidente haré respetar la soberanía y dignidad de Bolivia y la DEA no volverá, no quiero que vuelva a mandar a nuestros oficiales. Eso vamos a defender porque eso me enseñaron en las fuerzas armadas", dijo el mandatario durante una ceremonia militar en la que entregó ascensos a varios generales.
Un informe que el Departamento de Estado enviado al Congreso estadounidense señaló que "tanto Venezuela como Bolivia han fracasado manifiestamente en cumplir los compromisos internacionales de control de narcóticos".
Sin aludir directamente al reporte, Morales dijo que su país combate el tráfico de drogas "casi sin ninguna cooperación (internacional) porque la cooperación con fines de carácter político va reduciendo".
Morales hizo los comentarios una semana después de la captura de un alto ex jefe policial antidrogas boliviano, René Sanabria, detenido a instancias de la DEA en Panamá y extraditado a Estados Unidos por narcotráfico.
La cooperación norteamericana fue reducida de $20 millones a $10 millones de dólares en 2012. Esa línea de ayuda viene disminuyendo desde 2006, año en que asumió Evo Morales.
En el primer año de gobierno de Morales, la ayuda estadounidense bordeaba los $80 millones de dólares, de los que $42 millones iban directamente al combate contra las drogas.
Morales expulsó a la DEA a fines de 2008 por sospechas de espionaje y desmontó todo el aparato de control que tenía en Bolivia. Acusó a agentes armados estadounidenses de haberlo perseguido y detenido ilegalmente cuando era dirigente del mayor sindicato cocalero en los noventa y resistía los planes de erradicación de coca que financiaba Estados Unidos.
El gobernante acusó a la agencia estadounidense "de haber protegido a los narcotraficantes de Huanchaca" en 1986, cuando se descubrió un gran laboratorio de cocaína en una remota región de la selva operado por narcotraficantes brasileños y bolivianos.
Políticos de entonces dijeron que la DEA y la CIA supuestamente protegieron ese laboratorio porque la cocaína estaba destinada a financiar la compra de armas para la contra nicaragüense que combatía a los sandinistas. Nunca se confirmaron esas sospechas.