Pese a que había anunciado su retiro, el expresidente boliviano Evo Morales volvió a encabezar el jueves una marcha junto a un centenar de seguidores en rechazo al deterioro de la economía del país andino y para impulsar su candidatura a la presidencia en las elecciones del próximo año.
La denominada “Marcha para salvar Bolivia” comenzó el martes en la pequeña ciudad de Caracollo y tiene previsto llegar a La Paz, un recorrido de unos 190 kilómetros.
En el primer día de la marcha se registraron incidentes con seguidores del presidente Luis Arce que según las autoridades dejaron 26 heridos.
Morales (2006-2019) busca presionar al Tribunal Supremo Electoral para que acepte su postulación presidencial por el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), un partido fracturado entre sus partidarios y los de Arce.
Por su parte, Arce ha acusado a Morales de alentar un golpe de Estado en su contra que busca forzar su renuncia.
Morales ha llevado su disputa con Arce por primera vez a las calles, lo que le ha valido críticas de la oposición y de analistas. “Esto es una cortina de humo que le viene bien al gobierno porque logra que no se hable de la crisis económica, política, social y jurídica que son más importantes que un tema interno del MAS”, dijo a The Associated Press el analista político Paul Coca.
El exmandatario anunció el año pasado su candidatura y con ello profundizó la división interna del partido gobernante. Arce no ha oficializado su postulación pero está habilitado ya que la Constitución prevé una reelección.
Al mismo tiempo entró en su cuarto día el bloqueo de la carretera que une La Paz con el lago Titicaca —uno de los atractivos turísticos del país—, protagonizado por campesinos aymaras que sostienen que el gobierno no ha atendido sus demandas y piden la renuncia de Arce.
Otros sectores —como los maestros públicos, los empleados de la salud y los comerciantes— han anunciado otras manifestaciones por distintas demandas.
Bolivia atraviesa una crisis económica que se agravó con la escasez de dólares, primordiales para importar materia prima para el sector productivo, y una baja en la producción de hidrocarburos que ocasionó que el país compre combustibles que el gobierno paga a precios internacionales y vende a un valor subsidiado, lo que ha mermado las reservas e influye en la suba de los precios de la canasta básica.
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