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Jornaleros centroamericanos sin trabajo ni dinero en EE.UU.


Voluntarios en Los Ángeles entregan comida a personas sin trabajo debido al impacto de la pandemia.
Voluntarios en Los Ángeles entregan comida a personas sin trabajo debido al impacto de la pandemia.

Antes de que comenzara la pandemia del coronavirus, los días de Julio Castro comenzaban a las 6:30 de la mañana con una larga caminata hasta el estacionamiento de Home Depot, donde esperaba que alguien lo contratara para trabajos como arreglos de jardines o pintar.

Este inmigrante guatemalteco hacía 500 dólares en una buena semana, lo suficiente para mantener a su familia.

Ahora, con gran parte de la economía estadounidense paralizada, tiene suerte cuando puede ganar algún dinero.

Una tarde reciente, Castro y otro jornalero construyeron una cerca de piedras y cemento en uno de los vecindarios acaudalados de Berkeley, California. Fue su primer trabajo en más de dos meses.

“Dejé de ir a Home Depot debido a la situación”, dijo Castro.

Como jornalero sin un auto de su propiedad, no tiene otra alternativa que trasladarse en el vehículo de quien lo contrate, lo que lo aproxima a una persona que pudiera estar infectada con el coronavirus. Además, señala, muy pocos están contratando jornaleros en estos días.

Antes de venir a Estados Unidos, Castro era maestro de escuela primaria. Dice que los narcotraficantes asesinaron a su padre y eso lo alentó a salir de Guatemala. Con su esposa y sus tres hijos llegó a la frontera entre EE.UU. y México en 2018 para pedir asilo.

Durante los dos últimos años, Castro se las arregló para ahorrar 1.500 dólares, una reserva financiera que ha desaparecido comprando alimentos y pagando un alquiler mensual de 700 dólares, y no tiene ingresos desde febrero.

La orden de quedarse en casa impuesta en California afecta de manera especial a quienes viven en condiciones humildes. Castro y su familia comparten un dormitorio con otro hombre de 20 a 30 años. Una madre soltera con dos niños vive en otro dormitorio y un hombre de más de 50 años ocupa el tercer dormitorio.

Todos son de Guatemala. El pequeño apartamento en Oakland tiene solo una cocina y un baño, sin sala.

Cosas que eran normales antes de la pandemia, como enviar a la escuela a su hija de seis años o dar un paseo con la familia, ahora son añoranzas.

Después del trabajo de la cerca residencial, Castro ganó 160 dólares con un arreglo de jardín, un trabajo de un día que consiguió por medio de otro guatemalteco con quien había trabajado antes. Así y todo, no ha pagado el alquiler de mayo.

“Si no tengo el dinero, trataré de vender algunas pertenencias para ver si puedo completar”, señaló.

“Mi esposa y los niños prácticamente están en casa todo el día”, dijo Castro. “El apartamento no tiene patio y vivimos en una calle atareada, así que no tienen dónde jugar”.

Alguna ayuda financiera podría estar en camino. El gobernador de California, Gavin Newsom, anunció el mes pasado que un fondo público y privado serviría para asistir a los trabajadores indocumentados y no autorizados que no califiquen para los pagos de estímulo federales. Ellos integran alrededor de una décima parte de la mano de obra del estado.

El programa enviará un pago único de 500 dólares por persona o 1.000 por núcleo familiar, pero no comenzará hasta finales de mayo.

En tiempos mejores, Castro lograba enviar algún dinero a familiares en Guatemala, pero ahora lucha para alimentar a su mujer y sus hijos mientras espera una decisión de su solicitud de asilo.

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