El gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, considera que las escuelas deben reabrir para el periodo de otoño aunque los niños puedan transmitir el coronavirus, aseguró el viernes la portavoz de la Casa Blanca.
Aunque todavía no existe un consenso en la comunidad científica sobre qué tan alta es la tasa de transmisión de COVID-19 de menores de edad, el gobierno estadounidense considera que las escuelas son “esenciales”, pese a que el país supera los cuatro millones de casos confirmados del virus.
"Aunque haya transmisión -y digamos que se publican estudios más adelante- creemos que los estudiantes deberían regresar a las escuelas porque sabemos científicamente que el efecto [del coronavirus] en los niños es que no les afecta de la misma manera que a los adultos", declaró la portavoz de la Casa Blanca, Kaleigh McEnany, en una rueda de prensa.
El presidente Trump ha presionado para que las escuelas públicas vuelvan a abrir sus puertas a los estudiantes, incluso amenazando con retirar fondos federales a los distritos que decidan dar clases online, a pesar de que los casos de COVID-19 en el país se han disparado en las últimas semanas.
Solo en los últimos quince días, EE.UU. reportó un millón de casos de coronavirus, impulsado por el aumento de contagios en estados como Florida, Texas, Arizona y California.
“Es nuestra fuerte creencia que las escuelas son esenciales (…), creemos que nuestros profesores son esenciales”, expuso McEnany a los reporteros.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) apoyan la postura de la Casa Blanca a favor de abrir las escuelas en sus nuevas directrices publicadas el jueves.
Los CDC aseguran que, aunque no hay consenso científico, los menores no suelen contraer el nuevo coronavirus de la misma manera que los adultos y, por contra, sufren daños a su salud mental y educación al no poder ir al colegio.
Sin embargo, las autoridades sanitarias también recomendaron a las autoridades locales cerrar los colegios si en su área hay un incremento sustancial y descontrolado del COVID-19.