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El coronavirus se ensaña con los más vulnerables


No todos viven la pandemia y las reaperturas de la misma forma, aquellos que no pueden trabajar o han recibido ayuda sufren los efectos colaterales del virus.
No todos viven la pandemia y las reaperturas de la misma forma, aquellos que no pueden trabajar o han recibido ayuda sufren los efectos colaterales del virus.

Los grandes olvidados y los más vulnerables en esta pandemia no han sido solo los grupos de mayor riesgo al contagio, en esa lista también están los que el coronavirus les quitó su medio de subsistir y los que no han recibido paquetes de ayuda.

Edith García, migrante mexicana que vive en San Francisco y es emprendedora de "Edi’s Professional House Cleaning", una compañía de limpieza a domicilio, es uno de estos casos.

Edith dijo a la Voz de América que trabajar desde casa y seguir recibiendo un salario es un lujo que no todos se pueden dar. Emprendedoras como ella, -explica-, tienen que salir a ganarse el sustento.

Antes del COVID-19 ella atendía hasta 25 casas en una semana en el área de la Bahía en San Francisco. Después de la llegada del virus, si tiene suerte, limpia una cada semana o dos cada quince días y lo tiene que hacer sola, porque los clientes no quieren a dos personas externas dentro de la casa.

La gran mayoría que trabajan en la limpieza de casas no son elegible para beneficios de desempleo.
La gran mayoría que trabajan en la limpieza de casas no son elegible para beneficios de desempleo.

“Aproximadamente atendía entre 20 y 25 casas cada semana, de lunes a sábado y después del coronavirus se paró totalmente el trabajo. Me empezaron a mandar mensajes que íbamos a dejarlo (de ir a limpiar) por un tiempo en lo que pasaba esto y las primeras dos semanas el 70 por ciento de las personas me pagaron el mes de marzo, pero de ahí solo me mensajean preguntando cómo estás y diciendo que esperan que regrese pronto”, cuenta Edith.

Sus ahorros se están acercando a los números rojos y a pesar de que California es uno de los Estados que ya ha comenzado a reabrir la economía, el negocio no resurge. Las llamadas para retornar a trabajar de parte los clientes no regresan porque muchos aún ven un peligro potencial en la llegada de alguien externo a su hogar.

Edith lamenta el hecho de no tener opciones, y de que no tuvo elección entre su sustento y la salud, fue obligada a distanciarse de su trabajo y tuvo que hacer lo mismo con la otra persona que trabajaba con ella.

Los trabajos de limpieza en Estados Unidos en su mayoría lo cubren mujeres latinas y de la comunidad afroamericana, un sector que no es elegible para beneficios de desempleo por la naturaleza del trabajo de acuerdo con la Alianza Nacional de Trabajadoras de Hogar (The National Domestic Workers Alliance).

Una de las herramientas indispensables para transportar los implementos de limpieza, en este rubro, es el vehículo.
Una de las herramientas indispensables para transportar los implementos de limpieza, en este rubro, es el vehículo.

Cuando Edith hace un estimado de cuánto ha dejado de percibir llega a la conclusión: “Todo mi salario completo, yo sacaba tal vez como 900 o 1.300 dólares a lo mucho [en una semana] y ahora solo son 120 una semana y 270 dólares a las dos que atiendo cada 15 días”, asegura.

Ese dinero tiene que volverle a alcanzar no solo para su comida, pago de casa y otras facturas como gas, electricidad y agua, etc. También para combustible (porque se moviliza en el carro que ella ha destinado para transportar todos los implementos de limpieza) y químicos para la higiene, los cuales ahora son muy difíciles de encontrar en el mercado y han subido de precio.

La historia de Edith no es única, lamentablemente, como ella hay otras mujeres y hombres emprendedores que a raíz de la crisis sanitaria han dejado de percibir todos sus ingresos y no tienen opciones como otros sectores de la población que poseen un trabajo estable o dependen de un empleador.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ha proyectado que esta pandemia representa la "mayor amenaza a la economía global” desde la crisis financiera de 2008.

Sin opción a rescate

Edith llegó hace casi 18 años a este país de forma irregular y desde entonces ha recorrido mucho camino y el sueño de superación se fue construyendo poco a poco. Explicó que jamás imaginó que de un momento a otro su vida daría un giro de 180 grados, dejándola de nuevo en el punto de partida, con casi nada y que su sueño de ser residente la obligara a decidir sufrir en silencio y negarse a pedir ayuda federal o de cualquier otro tipo.

“Tal vez pueda seguir con mis ahorros sobreviviendo junio, pero de ahí ya no“, cuenta a VOA Edith, a quien también le preocupa el hecho de que no ha podido pagar sus impuestos de este año y que esto le afecte en su proceso migratorio.

Esta joven mexicana reconoce que sabe que existe ayuda, pero ha tomado la opción de no solicitarla de ningún tipo por recomendación de su abogado. Para ella, así como para los otros en su situación, el miedo y la poca información son sus enemigos.

“Como estoy tramitando mi residencia apenas, entonces el abogado nos recomendó no agarrar ninguna ayuda por la ley migratoria que el presidente puso”, dijo en referencia a la regla final de Inadmisibilidad por Motivos de Carga Pública.

Sabe que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS por sus siglas en inglés) ha flexibilizado la regla con relación a buscar tratamiento médico o servicios de prevención necesarios en caso de tener síntomas de coronavirus, pero dice que ni aún así se arriesgaría.

“Ellos dijeron que no quieren que seamos una carga, yo no quiero dar ningún motivo. Sé que hay ayuda de las iglesias y del Estado, pero tampoco la puedo agarrar porque es para puras personas indocumentadas y nosotros tenemos un permiso de trabajo. Tenemos miedo de que cualquier beneficio nos afecte en el proceso”, reconoce resignada.

“Se me hace tan injusto que no podamos tomar esa ayuda, yo tengo más de ocho años pagando impuestos y no se me hace justo que a nosotros no nos estén ayudando”, expresa Edith, quien aclara que a ella tampoco le ha llegado el cheque de rescate anunciado por el gobierno. Estima que la razón puede estar relacionada con el hecho de que no ha podido pagar sus impuestos por su falta de trabajo actual.

A este punto solo le queda buscar otras opciones, y aunque todavía no lo tiene claro, está segura de que puede desempeñarse en cualquier otra actividad con tal de tener un ingreso que le permita subsistir y seguir ayudando a su familia en México.

Fondos que dependen de la buena voluntad

Al inicio de la pandemia la Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas instauró un fondo para para proveer ayuda de emergencia destinada a las trabajadoras de cuidado en el hogar, niñeras y limpiadoras de casas que formaran parte de la alianza.

El proceso para solicitarlo consitía en llenar un pequeño formulario en su página web y si la persona cumplía los requisitos podía recibir por una única vez 400 dólares en ayuda de emergencia. Sin embargo, los fondos se han terminado y dependen de la buena voluntad de donantes.

La institución ha colocado el mensaje que reanudaran esta ayuda “tan pronto como la recaudación de fondos lo permita”.

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