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La Voz de América, un medio independiente en las entrañas de un gobierno


La corresponsal especial de VOA, Greta Van Susteren entrevista al presidente Donald Trump en Singapur, el 12 de agosto del 2018.
La corresponsal especial de VOA, Greta Van Susteren entrevista al presidente Donald Trump en Singapur, el 12 de agosto del 2018.

Para el editor de noticias de la Voz de América que tomó la fatídica decisión, la exclusiva noticia era demasiado extraordinaria para dejarla pasar.

Sólo 10 días después de los ataques del 11 de septiembre que mataron a 2.977 estadounidenses y lesionaron a muchísimos otros, el principal aliado de Osama Bin Laden y su protector en Afganistán, el esquivo Mullah Omar, le ofreció a la división de la VOA en idioma pashto, una entrevista exclusiva.

Myrna Whitworth, la entonces directora interina de la Voz de América, designó a dos periodistas para que entrevistaran por teléfono al misterioso líder del Talibán, que había permitido al cerebro de los ataques del 9-11, establecer su residencia en Afganistán.

Pero funcionarios de la administración Bush pronto se enteraron que la VOA estaba preparando una historia. Whitworth recibió una llamada del Departamento de Estado en la que se le dijo que sería un “suicidio político” transmitir la entrevista a Omar.

Mientras la administración Bush “respetó el derecho de la agencia a reportear noticias objetivamente”, los funcionarios no deseaban que la VOA “hiciera cosas que nosotros pensábamos serían cómodas para el enemigo”, dijo recientemente el entonces portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher.

VOA es la operación de noticios multiplataforma, financiada por Estados Unidos, que transmite material de radio, televisión y textos de prensa escrita en su página web, en más de 40 idiomas a unos 280 millones de personas cada semana. Tiene una anecdótica historia desde la Segunda Guerra Mundial y un mandato del Congreso para reportar las noticias de forma imparcial y exhaustiva.

Pero las tensiones entre la Casa Blanca y la VOA han sido la norma durante décadas, en buena medida por la unicidad de una agencia de noticias semi-independiente, y a veces agresiva, operando desde las entrañas de una burocracia gubernamental.

El mes pasado, el presidente Donald Trump se unió a algunos de sus antecesores que habían discrepado con la cobertura de la VOA.

"Si escucharan lo que está saliendo de la Voz de América, es repugnante. Las cosas que están diciendo son repugnantes para nuestro país”, dijo Trump durante una conferencia de prensa sobre el coronavirus en la Casa Blanca el pasado 15 de abril.

Las quejas de Trump tienen básicamente dos razones: primero, que la VOA había supuestamente usado dudosa información china sobre las infecciones y muertes en ese país como parte de su cobertura, una acusación vigorosamente rechazada por la organización.

Y segundo, el presidente estaba airado porque no había logrado durante dos años instalar a un nuevo jefe de la agencia matriz de la VOA, la Agencia de Estados Unidos para Medios Globales, debido a obstáculos de los demócratas para que su nominado no fuera confirmado por el Senado.

Trump amenaza

El presidente citó la necesidad de cambiar el rumbo de la VOA, como la justificación para usar por primera vez en la historia un poder que le permite obligar al Congreso a irse de receso.

Trump se ha quejado en el pasado de la falta de un medio de comunicación estatal que refleje sus valores y los de sus simpatizantes. En noviembre, Trump insinuó que Estados Unidos debería crear un medio estatal mundial para contrarrestar lo que él considera la “injusta” y “falsa” cobertura de CNN y para mostrar al mundo cuán “grande” es este país.

Sin embargo, como pueden ilustrar el caso de la entrevista al Mullah Omar y otros ejemplos, Trump no es el primer presidente en criticar la cobertura noticiosa de la VOA. Esto se debe a que aunque la organización noticiosa es normalmente supervisada por designados políticos de la Casa Blanca, el contenido noticioso de sus periodistas es requerido por Ley a ser imparcial.

La evolución editorial de un medio estatal

La Casa Blanca y el Departamento de Estado rechazaron explicar las críticas del presidente o alegatos separados hechos en un boletín de prensa de la Casa Blanca a inicios de este mes, en el que se acusaba a la VOA de reproducir y magnificar propaganda china durante la pandemia del coronavirus.

La directora de la VOA, Amanda Bennett, rechazó las acusaciones y dijo que la agencia “se esmera en hacer periodismo objetivo y basado en hechos que no magnifique los mensajes de nadie”.

De hecho, la VOA ha desacreditado desinformación china en unas 20 ocasiones, según el Comité de Reporteros, un grupo de promoción de la libertad de prensa.

La cobertura imparcial e independiente no fue siempre el estilo de la VOA. Tras su creación en 1942 para combatir la propaganda nazi con noticias objetivas, durante las primeras décadas el contenido noticioso de la VOA era sujeto a ser aprobado por funcionarios gubernamentales.

Durante la Crisis de los Misiles en Cuba, en 1962, bajo el gobierno de John F. Kennedy, la VOA estuvo básicamente “operando bajo supervisión gubernamental”, dijo Nicholas Cull, profesor de diplomacia pública en la Universidad del Sur de California y autor del libro “La Guerra Fría y la Agencia Estadounidense de Información”.

"Había un oficial administrativo enviado a la VOA por la agencia supervisora, la Agencia de Información de Estados Unidos”, dijo Cull. “Él tenía que aprobar cada noticia”.

Ese enfoque entró en crisis durante el escándalo de Watergate que condujo a la renuncia del presidente Richard Nixon en 1974. Cull dijo que los periodistas de la VOA que insistieron en presentar un panorama completo de la investigación del presidente y sus supuestos delitos, chocaron con la oposición de funcionarios de la Agencia de Información de Estados Unidos, que querían un enfoque más positivo del caso.

Los periodistas querían hacer de Watergate “una lección de cívica en el aire mostrando que la fortaleza de Estados Unidos no se basa en que los presidentes nunca se equivoquen, sino en la habilidad de su Congreso para corregir los errores mediante un proceso de Ley”, dijo Cull. Al final se logró un acuerdo de que cada vez que se sacara una noticia negativa sobre el presidente, se debía transmitir también una positiva.

"Esto condujo a noticieros muy extraños" dijo Cull. "Ellos decían algo como ‘en las noticias del día, el Presidente fue catalogado como un conspirador no acusado en el caso Watergate, y la señora Nixon inauguró hoy una nueva escuela infantil en Washington D.C’”.

Una agencia con prohibición de ser parcial

En 1976, el Congreso y funcionarios de la VOA determinaron que la agencia necesitaba un mandato editorial más claro para asegurar que mantuviera la credibilidad entre sus audiencias extranjeras. El Congreso elaboró un borrador del acta, la cual dice que la VOA debe publicar noticias exactas, producir contenido que represente a toda la sociedad estadounidense, y que ofrezca una explicación y discusiones claras sobre la política estadounidense.

Las prácticas editoriales de la VOA fueron nuevamente definidas en leyes aprobadas en 1994 y 2016, las cuales especificaron medidas para proteger a los periodistas de influencias políticas y establecen que la agencia debe preservar “los más altos estándares profesionales de periodismo” y al mismo tiempo ser consistente con “los amplios objetivos de la política exterior de Estados Unidos”.

Richard Stengel, un exeditor de la revista Time y ex subsecretario de Diplomacia Pública en la administración Obama, dijo que esa independencia es lo que distingue a la VOA de algunos de sus competidores.

“La VOA no es el medio estatal de Estados Unidos en la forma en que la televisión estatal en países autoritarios debe reflejar las metas o principios de política exterior de ese país. No es lo que hace Corea del Norte, o lo que hace China, o Cuba, o lugares así. Es un medio independiente y parte de la razón por la que VOA es seguida y admirada por millones de personas alrededor del mundo”, dijo Stengel.

Mientras a los periodistas de la VOA se les exige producir noticias objetivas, la agencia está bajo la autoridad del Poder Ejecutivo, el cual tiene el poder para nominar al director de la agencia matriz de la VOA, la Agencia de Medios Globales de Estados Unidos.

La Agencia supervisa cinco redes de medios públicos creados para proveer información veraz en países donde la prensa es restringida. El director de la Agencia, y una junta bipartidista de ejecutivos de medios y expertos en asuntos internacionales, designan a los jefes de los medios de la Agencia, entre ellas la VOA.

Trump nominó a Michael Pack, un productor de documentales conservador, como director ejecutivo de la Agencia de Medios Globales de Estados Unidos en junio del 2018.

El senador demócrata Bob Menéndez, de Nueva Jersey, le escribió recientemente a la Casa Blanca diciendo que Pack aún debe responder a preguntas de un comité del Senado sobre alegatos relacionados a sus negocios, declaraciones de impuestos y supuestas circunstancias negativas al abandonar un empleo anterior.

Un portavoz de Pack le dijo a la VOA que rehusaba comentar para el reportaje, debido al proceso de nominación.

Clifford May, director del centro de análisis, Fundación para la Defensa de las Democracias, dijo que las críticas de Trump a la VOA son justificadas por su frustración de no lograr la aprobación de su nominado.

May calificó a Benett, la directora de la VOA, como un vestigio de la administración del presidente demócrata Barack Obama, quien ha fallado en explicar adecuadamente al mundo las políticas de la administración Trump.

"Eso debería explicarse en la VOA, si no ahí, ¿dónde más? Eso no significa que no pueda haber artículos de opinión, o también críticas al presidente. Todas esas cosas pueden existir en un balance. Se requiere de buenos periodistas para hacer eso”, dijo May. “Es claro que esta administración piensa que los que están actualmente a cargo, no lo están haciendo bien”.

Bennett, una exejecutiva noticiosa de Bloomberg News y editora del diario Philadelphia Inquirer, fue nombrada directora de la Voz de América en marzo del 2016 y ha continuado en el cargo durante la administración Trump.

Durante la disputa en 2001 sobre la entrevista exclusiva al Mullah Omar, más de 100 periodistas de la VOA se pronunciaron, firmando una petición urgiendo a la agencia a resistir las presiones de la Casa Blanca. VOA terminó transmitiendo segmentos de la entrevista y publicó una declaración defendiendo su cobertura. “El pueblo de Afganistán nos está sintonizando porque confían en nosotros, y nosotros les decimos la historia completa”, rezaba la declaración de los periodistas.

Boucher, ahora un profesor de Asuntos Internacionales en Brown University, dijo que ambos bandos lograron avanzar y poner a un lado el conflicto. Pero menos de dos semanas después de transmitirse la entrevista con Omar, Whitworth fue removida de su posición como directora interina de la VOA y remplazada por el designado de la Casa Blanca, Robert R. Reilly.

"La presión no fue descarada pero sí dejaron claro de que yo no podía tener ningún rol en las decisiones editoriales” dijo Whitworth, quien era una periodista en la agencia, y no una designada política. Decidió jubilarse temprano.

Navegando en tensiones políticas

Períodos de políticas divisionistas en Estados Unidos, como el juicio de un presidente o una guerra, pueden poner a la VOA en una situación difícil, dijo Lata Nott, del Freedom Forum. Pero esos son precisamente los momentos en los que el medio desarrolla credibilidad entre su audiencia.

"El hecho de que nuestra organización mediática es financiada por el gobierno federal y no es un medio estatal, sino independiente, es increíblemente importante”, dijo Nott.

"Es parte de la naturaleza de un gobierno decir: estamos pagando por esto y queremos que se cuente nuestra mejor historia”, dijo el profesor Cull, de la Universidad del Sur de California.

"Pero es parte de la naturaleza de los periodistas resistir y decir que la ética periodística incluye contar ambas caras de una historia, y para ser efectivos, debemos ser creíbles”, agregó.

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