El internacionalista de la Universidad Iberoaméricana de México, Mauricio Mescholaum, considera que la presidencia del demócrata Joe Biden forzaría al presidente de su país, Andrés Manuel lópez Obrador, a tejer una nueva estrategia para enfrentar las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos.
Un mandato Biden, que el académico describe como mucho “más tradicional”, de respeto a reglas diplomáticas e instituciones internacionales, no es cosa menor para Mescholaum, "es importante en términos de predicción, de qué puedes esperar de una relación bilateral tan importante".
“Porque eso de tener las expectativas en tu mano reduce la incertidumbre. Y eso puede ser vital para temas como la inversión en nuestro país o variables financieras como el tipo de cambio y tasas de interés”, contó el experto a la Voz de América.
La no confrontación
El académico reflexiona sobre lo ocurrido en dos años con Trump, de cara a la entrada de Biden a la Casa Blanca. Sostiene que el presidente de México “tomó la decisión de no entrar en el juego de la confrontación, sino de decir voy a llevar la relación tranquila porque ésta es estratégica y no funciona entrar en conflicto con Trump".
Pero para eso López Obrador tuvo que ceder en varios aspectos. Uno muy claro fue detener a las caravanas migrantes e imponer a la fuerza a la Guardia Nacional para frenar esos flujos migratorios, que para Trump eran particularmente filosos porque estaban en el corazón de su agenda política. AMLO entendió eso y dijo ‘ni modo, voy a tener que ceder y detener aquí el problema migratorio aun con las acusaciones de tener que ser duro con los migrantes, con tal de no enfrentarme con Trump’”.
Lo que eso ocasionó, precisa Mescholaum, fue que la relación entre AMLO y Trump se volviera bastante tersa, bastante amable. “Lo vimos en la visita del mexicano a Washington, en la que se echaron flores mutuamente. Desde esa perspectiva uno diría, bueno, ya AMLO está muy cómodo así. Y tejer ahora una relación con un nuevo presidente, a quien no conoce ni tiene experiencia en el trato, sería más complicado”.
La exembajadora de EE.UU. en México, Roberta Jacobson, considera la visita un error de cálculo por parte de López Obrador. Sin embargo, el propio mandatario resaltó la importancia de su visita a un país que es "cada vez más respetuoso" con los mexicanos.
Sin embargo, subraya el especialista, independientemente de que en lo personal AMLO haya podido, haya sabido sobrellevar esta relación, no significa que México no la haya padecido. “Tuvimos momentos muy complicados que afortunadamente se pudieron resolver, aunque estuvimos a nada de no resolverlos”.
Las expectativas
Hay que decir que la intensidad de la relación entre México y Estados Unidos se refleja en algunos datos duros: comparten 3.200 kilómetros de frontera, se calcula que 38,5 millones de residentes en Estados Unidos son de origen mexicano y el intercambio comercial tan solo en 2019 fue de $614.500 millones de dólares, sin olvidar la colaboración en temas como seguridad y crimen transfronterizo.
El internacionalista de la Iberoamericana apunta que hay factores de política interior y exterior en Estados Unidos que realmente no se mueven mucho habiendo un presidente u otro. Lo que se mueve mucho, dice, son las formas de llegar a distintas metas; por eso hay muchos asuntos que con Trump han caminado a pesar de su trato duro.
Este punto de vista no es muy distinto de lo que piensa un ciudadano común en México. Un trabajador de limpieza llamado Víctor Manuel Ortiz Montero dijo a la Voz de America que, para la mayoría de los mexicanos Biden “es desconocido”.
"No me he fijado bien lo que está pretendiendo, cómo lo va a hacer. Lo único que pretenden es quitar al presidente Trump de la silla de la Casa Blanca, pero no sé qué podría pasar si gana el candidato demócrata”, agrega.
Asimismo, Antonio León Morelos, propietario de una cafeteria Biden será conveniente para México “porque tiene políticas más flexibles sobre todo en la cuestión migratoria”.
El internacionalista Mescholaum explica que hay consensos bipartitos o preocupaciones enormes en el electorado estadounidense, trátese de demócratas o republicanos, que son importantes en la agenda independientemente de quien esté en la Casa Blanca.
El tema de migración, agrega, es un claro ejemplo de consenso bipartito, como preocupación general, aunque las encuestas marquen que las mayores preocupaciones de este momento son el Covid-19 y la economía.
De forma coincidente, Martha Bárcena, embajadora de México en Washington, señala con el fin del proceso electoral en EE.UU. vendrá un proceso para trabajar en otros temas centrales en la relación bilateral, tales como migración, seguridad, economía, comercio y política exterior. Aseveró que el gobierno mexicano trabajará con Estados Unidos, independientemente del elegido, porque los dos países “tienen intereses permanentes y una agenda complejísima”.
Para la diplomática, el aspecto más relevante de las presidenciales de Estados Unidos es que serán un parteaguas en la relación con México, pues el ciclo de cierre electoral en EE.UU. coincide con el cierre de la administración de López Obrador. Considera que esta situación y el contexto por la crisis sanitaria a causa de la COVID-19 representan grandes oportunidades para afianzar y aprovechar las oportunidades que se abren para ambas naciones.
El president López Obrador dijo a la VOA que espra que que el “reconocimiento” a los migrantes mexicanos que, según él, dio el gobierno de Trump, se mantenga bajo el futuro mandato de Biden.
“Esa es la política que queremos nosotros mantener con Estados Unidos, una relación de cooperación y de respeto mutuo, no de descalificaciones”, dijo el presidente.
Cambios, vuelta de las formalidades
Para Mescholaum, el gobierno de Biden significa que “muchas cosas” van a cambiar, “como la política exterior de Trump a través de tuitazos". "Las amenazas de imponernos aranceles y el colocarnos contra la pared y desde ahí querer negociar. Eso será muy distinto con una administración como la de Biden. Más bien se podría esperar que use más los mecanismos multilaterales, que use más las instituciones para resolver las disputas, las formas diplomáticas más comunes y más usuales, con un trato más amable, más amigable”, agrega.
Considera que con Biden habría más declaraciones formales de prensa y no tanto por Twitter, visitas mutuas; en definitiva, una diplomacia más tradicional con respeto a las instituciones. “Pero aquí hay que entender algo –advierte-, que no puede verse laxo en materia migratoria, si bien su foco no estará en construir más muro. Va a tener una presión enorme si se siguen acumulando, como ha ocurrido, los picos de migrantes que proceden de Centroamérica. Una enorme presión por contenerlos y hacer que México cumpla su parte".
En otros temas, como la seguridad, añade el experto, se ha visto que sea republicano o demócrata, el presidente de EE.UU. tiene la presión de intentar garantizar que el problema de seguridad de México no se corra a su lado de la frontera. Es de esperar que aun con formas aceptables y mejor trato, sí habrá la intención de presionar al país para que contenga el problema del crimen organizado en general, no sólo narcotráfico.
En este punto, la embajadora Bárcena estuvo de acuerdo en que el tema de seguridad es sin duda “el dolor de cabeza de la relación bilateral”, ya que Washington ha insistido desde hace décadas en parar el tráfico de drogas, mientras que México demanda frenar el tráfico ilícito de armas y el flujo de dinero irregular, que terminan en poder de los grupos del crimen organizado.
Consideró que el tema no se limita únicamente a ese tráfico, también incluye el manejo de aduanas, puertos de entradas, evitar el tráfico de personas. Y recordó que el enfoque del presidente López Obrador en torno a la seguridad es muy diferente al de Estados Unidos.
“Más que punitivo, es un enfoque donde sí se persigue legalmente a las organizaciones criminales, pero también está basado en la seguridad ciudadana, en el fortalecimiento de las instituciones y en la cohesión social”.
Mescholaum subraya que hay otros temas más en común que México podría aprovechar de una administración con Biden como fortalecer los mecanismos multilaterales, los principios de solución pacífica de las controversias, la no proliferación de las armas, cosas que podrían encontrar un mejor eco con el exvicepresidente.
Opina que Biden va a tener presiones geopolíticas muy importantes porque la rivalidad EE.UU.-China, EE.UU.-Rusia persistirá, y las tendrá que lidiar de otra manera. Anticipa que en esto, México va a formar parte del Consejo de Seguridad de la ONU en los próximos dos años “y eso va a generar tensiones con EE.UU., independientemente de quién esté a cargo de la presidencia”.
Por eso, considera, es de esperarse que una administración Biden dé un voto de confianza y devuelva a su lugar a las instituciones internacionales, como la ONU. “Pero no significa que nosotros vamos a evadir las tensiones si la superpotencia encuentra momentos en que el Consejo de Seguridad le quiera detener alguna iniciativa”.
Pone como ejemplo de lo que podría suceder en el futuro el caso cuando Washington presionó muy duro para el embargo de armas en Irán y el Consejo de Seguridad no se lo aceptó. Mescholaum considera que, en principio, México va a ir con el Consejo, no con EE.UU.; no se plegará a sus intereses, dice, lo que puede generar choques o tensiones.