El proyectado presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden calificó el jueves de “irresponsable” la respuesta frente a los resultados electorales del actual mandatario, Donald Trump, quien junto a su equipo legal intenta desafiar el conteo de votos, alegando —de manera infundada—un supuesto fraude.
“Creo que [los estadounidenses] están siendo testigos de un mensaje increíblemente irresponsable”, aseguró el demócrata, en un tono sombrío y midiendo sus palabras, en una rueda de prensa celebrada en Wilmington, Delaware.
El mismo día, los abogados del equipo de campaña de Trump instaron al Departamento de Justicia a abrir una investigación en torno a las elecciones, a pesar de que varias demandas relacionadas con tales alegaciones ya han sido desestimadas por falta de pruebas y autoridades electorales locales han desmentido que haya habido fraude.
El secretario de Justicia de EE.UU., William Barr, ya autorizó la semana pasada que fiscales federales investigaran presuntas irregularidades en las elecciones, lo que llevó a la renuncia de uno de los principales funcionarios del departamento.
Ante las batallas legales de Trump, el presidente electo se ha limitado a desestimar las acusaciones del mandatario y a proceder con su equipo de transición, en los márgenes, ya que no tienen acceso aún a fondos, datos o informes de las agencias de gobierno necesarios para empatar con la administración saliente.
La autorización de la agencia gubernamental encargada de reconocer la victoria de Biden, una formalidad, está congelada por su administradora, Emily Murphy, nombrada por Trump en 2017.
Al ser preguntado si ha considerado emprender acciones legales, Biden dijo que su equipo no lo descarta pero que prefiere trabajar con los republicanos, ya que acudir a los tribunales “tomaría mucho tiempo”.
“Tengo esperanzas de que vamos a conseguir que nuestros colegas republicanos cooperen en el Senado y la Cámara, al igual que los gobernadores, para construir un consenso sobre qué hacemos ahora”, dijo el presidente electo.
El jueves, Biden se reunió con un grupo de diez gobernadores, cinco de cada partido, para abordar los preparativos y desafíos para distribuir a nivel nacional la vacuna del COVID-19 y la posibilidad de imponer un mandato nacional de uso de tapabocas.
Entre los republicanos estuvieron el gobernador de Massachusetts, Charlie Baker, el gobernador de Maryland, Larry Hogan, y la gobernadora de Alabama, Kay Ivey. Según el presidente electo, la “mayoría” de los republicanos con los que ha hablado “incluyendo los gobernadores” con los que se reunió el jueves, ven la narrativa de Trump como “debilitante” y consideran que “envía un mensaje horrible sobre quiénes somos como nación”.
No obstante, gran parte de los republicanos, incluyendo el líder del Senado, Mitch McConnell (Kentucky), y el senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham, apoyan los esfuerzos legales del mandatario.