Una audiencia que tuvo lugar el miércoles en el Senado mostró las diferencias de opinión entre republicanos y demócratas acerca de los sucesos violentos del 6 de enero de 2020 en el Capitolio de Estados Unidos, cuando partidarios del expresidente Donald Trump irrumpieron en la ceremonia de certificación del candidato ganador, Joe Biden.
La audiencia fue dirigida por la senadora Carolyn Maloney, presidenta del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, quien moderó las preguntas al ex secretario interino de Defensa, Christopher Miller, y al ex fiscal general, también en funciones, Jeffrey Rosen.
“Ni una sola vez el 6 de enero Trump llamó a su secretario de Defensa ni a su fiscal general para tratar de poner fin a la insurrección”, dijo Maloney, una acusación de la que después se hizo eco por medio de un tuit en el que colgó un fragmento de la audiencia en vídeo.
Maloney acusó directamente a Trump por los sucesos del 6 de enero, alegando que “instigó el ataque y, según los informes, lo alentaba”. Sin embargo, Trump fue absuelto en febrero en un juicio político (el segundo de su presidencia), en el que se le acusaba de incitar a la insurrección
Cuando Maloney preguntó a Miller si Trump le llamó para saber si “la capital estaba segura”, el ex alto funcionario respondió que no, aunque aseguró que él “tenía toda la autoridad que necesitaba del presidente para cumplir con mis deberes constitucionales”.
Miller dijo que en su conversación con el entonces vicepresidente, Mike Pence, éste le notificó sobre la situación en el Capitolio, pero “para ese momento la Guardia Nacional del Distrito de Columbia se estaba movilizando completamente”, de acuerdo con los protocolos establecidos, indicó.
Los demócratas han acusado a la administración republicana de mostrarse reticente a la movilización de las fuerzas del orden. A raíz de los sucesos, murieron cinco personas, entre ellas un policía que sufrió un derrame cerebral y falleció de muerte natural al día siguiente.
El ex fiscal interino, Rosen, fue más directo y escueto aún cuando se le preguntó si había hablado o recibido alguna llamada de Trump: “No lo hice, no requerí ninguna autoridad que el Departamento [de Justicia] no tuviera ya”, espetó.
En esa misma línea el senador Paul Gosar, de Arizona, dijo que el Departamento de Justicia había estado "acosando a los patriotas pacíficos" y puso el ejemplo de Ashli Babbit, la mujer que murió de un disparo cuando participaba de la revuelta. Gosar describió su muerte como una “ejecución”. Los fiscales han dicho que el oficial que le disparó estaba en sus funciones y no será enjuiciado.
Otro republicano, James Comer, de Kentucky, se refirió a cómo los demócratas han criticado el asalto al Capitolio –que terminó condenando, también- pero guardaron silencio durante las grandes manifestaciones del verano de 2020 cuando un policía de Minnesota dio muerte al afroestadounidense George Floyd en un arresto.
"Lo que está mal es cuando las personas adoptan tácticas de crimen, violencia y mafia. Esto estuvo mal el 6 de enero, y esto estuvo mal el verano pasado cuando varias ciudades de todo el país fueron atacadas por alborotadores", dijo Comer.
El senador por Massachusetts, Stephen Lynch, desafió al ex secretario de Defensa, Miller, por omitir una parte en su texto entregado de antemano a la audiencia, donde decía que creía que los comentarios del presidente Trump "alentaron a los manifestantes ese día". Al interrogarlo sobre el cambio en su testimonio, Miller dijo que "hay una diferencia entre marchar hacia el Capitolio y asaltar el Capitolio".
Lynch lo enfrentó preguntándose: “¿Por qué no me sorprende esto?”.
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