Después de verse envuelta en una polémica esta semana por la reapertura de un centro de detención para menores, la Casa Blanca justificó su decisión este jueves alegando que "en las circunstancias actuales", debido a la pandemia y al peligro que supone el emprender la vuelta a casa, negarles la entrada "no es una opción".
“En las circunstancias actuales sobre el terreno, es una dura decisión que tuvimos que tomar", concedió la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, en rueda de prensa. "La mejor opción, desde nuestro punto de vista, es mantenerlos durante el proceso [de solicitud de asilo] en instalaciones del HHS, donde hay protocolos, donde están seguros, donde tienen acceso a atención médica y educativa".
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) anunció el lunes la reapertura de un centro en Carrizo Spring, Texas, a 138 kilómetros de la frontera con México, con el objetivo de dar alojamiento hasta 700 menores, de entre 13 y 17 años de edad. Según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, más de 5.700 menores no acompañados llegaron a la frontera Estados Unidos con México, en enero de este año.
La decisión generó controversia por tratarse de un centro cerrado durante el mandato del expresidente Donald Trump debido a la presión que recibió esa administración por su política de separar a las familias en la frontera y por encerrar a los migrantes en celdas consideradas por muchos como auténticas jaulas.
Psaki dejó claro este jueves que la Administración Biden "no se guía" por las políticas del anterior gobierno y recalcó que, a diferencia de la falta de servicios y de las aglomeraciones denunciadas en el pasado, en estos momentos el centro de Carrizo Spring ofrece todos los servicios necesarios y se rige por los protocolos establecidos para evitar la propagación del COVID-19, por lo que su capacidad se ha visto reducida significativamente.
“Hay muy pocas opciones y elegimos la que pensamos que es la mejor", insistió Psaki.
La vocera aseguró que solo había otras dos alternativas "sobre el tablero": no dejar entrar a los menores en EE. UU. y mandarles de vuelta a sus países, en lo que supondría una "travesía muy peligrosa", algo que según dijo "no es una opción"; o entregarlos a familias que aún no han podido ser sometidas a un proceso de aprobación. "Hemos tenidos retos en el pasado, con niños siendo víctimas del tráfico de personas; esa, desde nuestro punto de vista, tampoco es una buena opción".