El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, viajó el viernes a Texas, el estado sureño que fue azotado hace poco más de una semana por una de las peores tormentas invernales en muchos años y que dejó 40 muertos y cuantiosos daños materiales, así como a millones de personas sin hogar.
Acompañado de la primera dama, Jill Biden, el mandatario demócrata se dirigió a un reducido público y periodistas en el NRG Stadium en Houston, convertido en un gigante centro de vacunación contra el COVID-19, bajo la supervisión de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés).
“No estamos aquí hoy como demócratas o republicanos. Estamos aquí hoy como estadounidenses, líderes estadounidenses con responsabilidad”, dijo el mandatario.
Biden fue recibido en Houston por el gobernador Greg Abbott y el alcalde de la ciudad, Sylvester Turner, para discutir las labores de recuperación tras la tormenta de la semana pasada, que llevó al mandatario a declarar el estado de "desastre mayor", el 20 de febrero.
También aprovechó la ocasión para agradecer a los miembros del Ejército por su ayuda a los damnificados. “Cuando tenemos un problema, siempre recurrimos a las Fuerzas Armadas nacionales o extranjeras”, observó.
Más temprano, el mandatario visitó el Centro de Operaciones de Emergencia del Condado de Harris, en el que recibió explicaciones sobre cómo el personal especializado se mantuvo de manera permanente en el sitio, haciendo frente a la coordinación de las ayudas.
El presidente aprovechó la ocasión para insistir en que la gente debe usar las mascarillas para protegerse del contagio del COVID-19.
“Tenemos que seguir lavándonos las manos, manteniendo la distancia social. Y, por el amor de Dios, usa tu mascarilla”, dijo Biden e insistió, “usar tu máscara no es una declaración política, es algo patriótico”.
En ese sentido destacó que los casos de contagio por coronavirus pudieran volver a subir, ahora que hay otras nuevas cepas.
Hasta la fecha EE. UU. registra 28.470.393 millones de casos confirmados con la fatídica cifra de 509.983 muertes por el nuevo coronavirus desde que fue declarada la pandemia en marzo de 2020, según el Centro de Recursos de la Universidad Johns Hopkins.