El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, presentó este miércoles un ambicioso plan de infraestructura, "una única inversión de capital" de dos billones de dólares, con el objetivo de "reconstruir" una economía gravemente impactada por la pandemia del coronavirus.
“Lo que propongo es una única inversión de capital en el futuro de Estados Unidos de unos dos billones de dólares, gastados a lo largo de ocho años. Generará un crecimiento del empleo histórico, un crecimiento económico histórico; y ayudará a las empresas a competir internacionalmente", dijo Biden al presentar su propuesta desde un centro de formación de carpinteros en Pittsburgh, Pensilvania.
El mandatario defendió la necesidad de encarar proyectos que, en cualquier caso, hacía tiempo que, según dijo, debían ser acometidos, como mejorar la red de transportes -carreteras, aeropuertos, puertos de entrada, etc- y las redes de energía e internet.
Además, de dejar atrás la crisis provocada por la pandemia, Biden quiere también mirar al futuro, para lo que su propuesta hará una clara apuesta por conseguir "una economía tecnológicamente puntera".
“Me aseguraré de que todos los estadounidenses tengan acceso a internet de alta velocidad de alta calidad y asequible, para empresas, para escuelas. Y cuando digo asequible, lo digo de verdad", señaló. "Los estadounidenses pagan demasiado por internet".
A grandes rasgos, la propuesta contempla, entre otras, grandes inversiones para de autopistas y carreteras (115.000 millones de dólares), para vías navegables, puertos costeros y puertos de entrada terrestres (17.000 millones), para la construcción y modernización de más de dos millones de viviendas (213.000 millones) y reemplazo de tuberías de plomo en las líneas de servicio del país (111.000 millones=.
¿Contará con el respaldo del Congreso?
La propuesta deberá ser sometida a votación en las dos cámaras del Congreso. Pese a que el Partido Demócrata controla tanto el Senado como la Cámara de Representantes, Biden necesitará del apoyo de parte de la oposición republicana para lograr la mayoría cualificada necesaria para aprobar su proyecto de ley.
Por el momento, la propuesta ya ha recibido críticas de legisladores republicanos. El líder de la oposición en el Senado, Mitch McConnell, ya adelantó que probablemente se opondrá al proyecto. “Se llama infraestructura, pero dentro del caballo de Troya habrá más dinero prestado y aumentos masivos de impuestos en todas las partes productivas de nuestra economía”, afirmó.
En este sentido, Biden aseguró que su plan ayudará a controlar el nivel de deuda a medio plazo, pero sobre todo, se comprometió a que el coste del proyecto no recaerá en los hombros de la ya maltrecha clase media estadounidense.
"Nadie que gane menos de 400.000 dólares verá subir sus impuestos federales; punto", recalcó. "Esto no se trata de penalizar a nadie, no tengo nada contra millonarios y multimillonarios; creo en el capitalismo estadounidense".
El mandatario abogó por volver a subir el impuesto de sociedades a un 28%, tal y como estaban hasta que el entonces presidente Donald Trump los bajó al 21%, en 2017. Esta medida, dijo, servirá para ingresar un billón de dólares en las arcas del Estado a lo largo de los próximos quince años.
También propuso acabar con "las lagunas" que permiten a las grandes fortunas no tributar en su "justa medida" y establecer una tasa global del 21% a las empresas estadounidenses que tributen en el exterior “para igualar el terreno de juego”.
“A todos nos va mejor cuando a todos nos va bien", observó el demócrata. “Ahora es momento de reconstruir".
* Con la colaboración de Jorge Agobian, desde Washington DC.
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