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Activista hispano de Nuevo México niega el genocidio indígena y defiende estatuas de conquistadores


En esta imagen del 2012, Ralph Arellanes pide se investiguen varios tiroteos policiales. Ahora Arellanes ha salido en defensa de los conquistadores españoles y en contra de un programa universitario de estudios chicanos.
En esta imagen del 2012, Ralph Arellanes pide se investiguen varios tiroteos policiales. Ahora Arellanes ha salido en defensa de los conquistadores españoles y en contra de un programa universitario de estudios chicanos.

Ralph Arellanes es un activista hispano de Nuevo México. No está conforme con que se hayan quitado monumentos a conquistadores españoles. Ahora busca que una universidad suspenda un programa de estudios en que se dice que los españoles cometieron un genocidio contra los pueblos originarios.

Las estatuas y monumentos de figuras de la confederación tienen sus críticos y defensores. Lo mismo está ocurriendo ahora con las estatuas y monumentos de conquistadores españoles que han sido retiradas en ciudades de Nuevo México. Hay un hispano que las defiende. Y va más allá. Quiere que se suspendan los programas de estudios Chicanos y de los Americanos Nativos por enseñar que los españoles cometieron un genocidio contra las poblaciones indígenas.

Ralph Arellanes, director ejecutivo de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC, por sus siglas en inglés) le escribió al presidente de la Universidad Garnett Stokes pidiendo se suspendan ambos programas porque, según él, le enseñan a los latinoamericanos a “odiarse a sí mismos”.

Arellanes firmó la carta en su calidad de director ejecutivo de LULAC y de presidente de la Mesa Redonda Hispana, aseguró que ha escuchado muchas versiones de estudiantes hispanos que se salen de dichas clases llorando tras escuchar a los profesores decir que los conquistadores españoles participaron en el genocidio de los pueblos indígenas locales.

“La Mesa Redonda de Nuevo México, la delegación de LULAC de Nuevo México y nuestros numerosos historiadores expertos en Nuevo México desean reunirse con usted para hablar de estas inquietudes”, escribió Arellanes, según reportó la agencia noticiosa Associated Press. “Vamos a pedir la eliminación de estas clases y programas que enseñan a nuestros estudiantes esta especie de odio y son pura propaganda”.

Irene Vásquez, directora del Departamento de Estudios de Chicanas y Chicanos, desestimó los alegatos de Arellanes, y aseguró que no ha escuchado que ningún estudiante de las clases o haya salido llorando.

“Es ridículo”, afirmó Vásquez,según AP. “No son críticas serias. Debemos estar haciendo algo bien porque estamos creciendo”.

Según la universidad, en el 2011 había 96 estudiantes matriculados en clases de los dos programas. En el otoño pasado, hubo 707 matriculados.

Las diferencias entre Arellanes y Vázquez no son nuevas. Ya Arellanes había presionado para que Vázquez fuera despedida afirmando que su departamento presenta a los estudiantes una visión crítica de la historia de Nuevo México. Su otro argumento era personal. Cuestionó a Vázquez por ser originaria de California.

La controversia surge semanas después que estatuas de conquistadores españoles fueran retiradas de Albuquerque y la comunidad de Alcalde, en medio de protestas nacionales sobre injusticia racial. Ni San Juperino de Serra, canonizado por el papa Francisco, se salvó de la oleada de protestas y varias estatuas suyas fueron retiradas en distintos lugares de California.

Representantes de los pueblos originarios tienen años de expresar su inconformidad con las estatuas a conquistadores españoles, a los que señalan de haber cometido horribles actos de violencia y de instaurar la esclavización de los indígenas. Una de esas figuras de la conquista es Juan de Oñate, repudiado por los representantes de los pueblos originarios, pero defendido por activistas como Arellanes.

El activista no tiene muchos aliados. El director estatal de LULAC, Juan García, dijo que la postura de Arellanes es personal y no representa el criterio de esa organización.

“Queremos analizar los hechos, no desmantelar (programas) ni despedir a individuos”, expresó García a la AP.

La legisladora estatal Patricia Roybal Caballero, demócrata y ex integrante de la junta nacional de LULAC, también dijo que el pedido de Arellanes no representa el sentir de los muchos defensores de los derechos civiles que promovieron la creación de los cursos de estudios chicanos y de los nativos.

Ernesto Todd Mireles, representante regional de las Montañas Rocosas ante la Asociación Nacional de Estudios de Chicanas y Chicanos, opinó que el pedido de Arellanes constituía un ataque a la libertad académica.

“Es una tontería”, afirmó Mireles, profesor de estudios chicanos del Prescott College en Prescott, Arizona, según AP. “No poder aprender a cuestionar y a preguntarse cosas es odiarse a sí mismo”.

(Esta nota fue elaborada con información de la agencia Associated Press)

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