El gobierno de Estados Unidos se enfrenta una vez más a un inminente cierre parcial, que podría ocurrir a la medianoche del viernes si los legisladores y la Casa Blanca no pueden ponerse de acuerdo sobre un nuevo plan de gasto.
La última disputa sobre financiación se centra en la Cámara de Representantes, políticamente dividida, donde los republicanos tienen una estrecha mayoría pero están divididos entre ellos en cuanto a las prioridades de gasto.
Una facción de conservadores de extrema derecha ha exigido recortes de gastos que han rechazado desde los legisladores republicanos más moderados, el grupo prácticamente unánime de demócratas de la Cámara de Representantes, junto con el Senado controlado por los demócratas hasta el presidente demócrata Joe Biden.
Una misma disputa se desarrolló a finales de septiembre, pero el entonces presidente Kevin McCarthy, líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, impulsó una legislación con el apoyo de los demócratas para financiar completamente las operaciones del gobierno hasta el viernes. Pero ese casi cese de operaciones enfureció tanto a ocho ultraconservadores que se rebelaron contra McCarthy y, con el apoyo unánime de los demócratas, expulsaron al legislador de California de su presidencia, una novedad en la historia de Estados Unidos.
Después de tres semanas de debate sobre un reemplazo, los republicanos de la Cámara de Representantes eligieron a un legislador poco conocido, el representante Mike Johnson del estado sureño de Luisiana, como reemplazo de McCarthy. Ahora, sin experiencia previa en negociaciones legislativas de alto riesgo, Johnson se enfrenta a la tarea de improvisar un acuerdo para mantener el gobierno en pleno funcionamiento.
Sin embargo es posible que Johnson tenga que depender de al menos algunos votos demócratas para impulsar la aprobación de la legislación de financiación, la misma táctica que llevó a la caída de McCarthy.
Durante el fin de semana, Johnson ofreció su plan de gastos, un enfoque escalonado que extiende la financiación para algunas agencias gubernamentales hasta mediados de enero y para otras hasta principios de febrero. Sus planes ignoran los llamados de los conservadores a realizar fuertes recortes presupuestarios para algunos programas gubernamentales y controles de inmigración más estrictos en la frontera suroeste de Estados Unidos con México.
El plan de gasto de Johnson tampoco aborda el llamado de Biden a un nuevo apoyo financiero para Ucrania e Israel en medio de sus respectivas guerras contra Rusia y los militantes de Hamás.
Sin nuevos fondos para la medianoche del viernes, las operaciones gubernamentales que se consideran no esenciales se detendrían, como acampar en parques nacionales, asesorar a los contribuyentes y algunas investigaciones científicas.
No quedó claro de inmediato si el plan de gasto de dos niveles de Johnson tiene posibilidades de ser aprobado, pero algunos conservadores pidieron su rechazo porque extiende el financiamiento a los niveles actuales, mientras que otros legisladores expresaron dudas sobre extenderlo para diferentes agencias en dos fechas diferentes.
En los últimos días, las agencias de calificación crediticia han rebajado el puntaje del gobierno debido a la continua incertidumbre, una medida que podría llevar a mayores costos de endeudamiento para Estados Unidos, donde la deuda nacional ahora se acerca a los 34.000 millones de dólares.
Un comité de la Cámara de Representantes considerará la propuesta de Johnson el lunes por la noche y es probable que se realicen varias votaciones en el pleno de la Cámara y el Senado más adelante en la semana previa a la fecha límite de vencimiento del financiamiento del viernes.