El presidente de Estados Unidos, Barack Obama declaró zona de "desastre" para varias áreas inundadas en los estados de Nueva York y Carolina del Norte.
La declaración facilitará la gestión de las ayudas necesarias para hacer frente a los daños provocados por el huracán Irene, informó la Casa Blanca.
En lo inmediato, la declaración no incluye al norteño estado de Vermont, también muy afectado por las inundaciones causadas por "Irene", ni a Nueva Jersey, cuyo gobernador, Chris Christie, pidió al presidente Obama que considerara declarrar "zona de desastre" a su territorio para poder recibir la asistencia necesaria.
El gobernador de Vermont, Peter Shumlin, dijo que el estado ha sufrido las peores inundaciones del último siglo.
Algunas consultoras privadas estiman que los daños materiales causados rondan los $10.000 millones de dólares.
Mientras tanto, los rescatistas en el noreste de Estados Unidos comenzaron llevar agua y alimentos, por aire, utilizando helicópteros, a miles de personas completamente aisladas por las inundaciones del huracán Irene, en particular en el estado de Vermont.
Al menos una decena de comunidades en Vermont permanecen incomunicadas debido a los daños en las carreteras y puentes, tal como explica Michael Ricci, residente de Woodstock, en Vermont, "el agua en mi patio casi llegaba hasta la casa, que está a unos 3 metros de ese nivel, lo cual es probablemente unos 4 a 6 metros sobre el nivel normal del río. De modo que el agua realmente subió mucho y la fuerza que traía es más allá de toda comprensión".
Más al sur, en Nueva Jersey, fueron rescatadas más de 500 personas de viviendas inundadas, algunas en bote, otras en camión. Bonnie Riddick, quien reside en Lodi, Nueva Jersey decía que "esta es mi segunda inundación en cinco años. Absolutamente, me voy de aquí. Mi apartamento se arruinó completamente. No puedo regresar en un mes, o tal vez dos, hasta que todas las paredes y la red eléctrica se haya reconstruido. Es enervante".
Tres millones de hogares siguen sin servicio eléctrico en la costa este, tres días después que la tormenta Irene pasó por la región más densamente poblada de Estados Unidos, donde viven unos 50 a 60 millones de personas.
Por lo menos 43 personas han muerto debido a Irene en Estados Unidos continental y cinco muertes en el Caribe.