Un reporte de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) deja al descubierto cómo las pandillas utilizan las escuelas en Honduras “como casas de seguridad” donde esconden drogas o armas. Mientras que maestros han tenido que desplazarse de manera forzada debido a extorsiones y amenazas.
Según el artículo, que también cita datos del más reciente informe de la oficina de la Defensoría del Pueblo de Honduras (que analiza la situación entre 2016 y 2021), “unos 269 docentes fueron empujados al desplazamiento” por el control territorial que ejercen las pandillas.
El organismo aclaró que la cifra que maneja solo incluye los casos donde hay denuncias existentes, por lo que el número “real podría ser sustancialmente mayor”.
“Algunos [profesores] se ven obligados a pagar sobornos para ir a trabajar, desembolsando dinero cada vez que cruzan las fronteras invisibles que separan el territorio de una pandilla de la de otra. Otros son víctimas de extorsión, intimidación y amenazas por parte de los miembros de las pandillas, que a veces incluyen a sus propios estudiantes o a los padres de éstos”, cita ACNUR.
El organismo también describe cómo esos grupos poseen las llaves de los centros educativos ubicados en las zonas donde ejercen control y los usan como “casas de seguridad” donde esconden drogas ilícitas y armas.
Autoridades de Honduras reportaron en 2020 una tasa de homicidios de 37,6 por cada 100.000 habitantes, lo que ubica al país entre uno de los más peligrosos del mundo —excluyendo las zonas de conflicto.
ACNUR estima que la violencia de las pandillas obliga a más de 247.000 hondureños a desplazarse a nivel interno.
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