Idan Matalon iba manejando por una calle de tráfico en Tel Aviv, Israel. Era primera hora de la mañana cuando de repente escuchó las sirenas antiaéreas. Sabía lo que tenía que hacer porque, como él dice, “todos saben cómo se tiene que actuar en estos casos, porque es algo que nos han enseñado desde pequeños”.
“Tenemos una regla que dice que si estás manejando y escuchas una alarma tienes que salir afuera del coche, lejos y estar en el piso resguardándote la cabeza porque si cae un misil, al menos asegurarte de que puedes protegerte en la medida de lo posible”, explica el israelí que habló en español durante una entrevista con la Voz de América a vía Zoom.
No se lo pensó dos veces y detuvo su auto. Se bajó y agarró a su bebé, Alma, de 2 años y medio. Tenían que encontrar refugio en menos de un minuto. “Necesitar sacar a mi bebé del coche, estar en el piso y proteger su cabeza. Sabía que necesitaba estar calmado, sobre todo por mi hija porque no quería que llorara”, relató.
Recuerda que otros conductores que también estaban en el lugar “entraron en pánico”, perdieron los nervios ante la incertidumbre de lo que podía pasar a partir de entonces. “Escuchamos como más de diez bombas explotaron en el cielo”, dice describiendo esa situación como “rara y muy fea”.
El problema es que estaba en medio de la carretera y no tenía ningún lugar donde permanecer seguro junto a su hija. Así que se quedaron afuera, consciente de que “eso era más peligroso” y que la vida de ambos corría peligro.
“Porque imagínate que cae un misil en el coche, los efectos de la bomba son mucho mayores, y es por eso todos sabemos esas reglas en Israel, porque esta es nuestra realidad”, agrega al respecto.
Su testimonio ha dado la vuelta al mundo porque él relato lo ocurrido a través de sus redes sociales, mostrando en todo momento lo que estaba viviendo. En las imágenes se ve cómo el hombre se baja del auto y rápidamente agarra a su bebé para luego estirarse en el pavimento de la calle, tratando de calmar a su hija. También se ve cómo le besa en la mejilla consciente, explica, de que podían perder sus vidas en cualquier momento. “Sigue durmiendo, cierra tus oídos”, le dice el joven a su hija mientras de fondo se escuchan los bombardeos.
Explica que el miedo era mayor porque su hija estaba al lado. “Soy papá primerizo, mi hija tiene 2 años y tres meses. Tenía un nuevo sentimiento de miedo. Necesitaba cuidarla, necesitaba que ella se sintiera relajada y segura conmigo. Como papá tengo más responsabilidad y ese fue el miedo”, expresó.
“Estoy en una habitación segura”
Ahora Idan está a salvo. Se ha mudado a casa de la madre de su hija porque él no cuenta con una habitación segura en su casa. Desde hace varios años, el código de Israel obliga a las nuevas construcciones a tener una sala para protegerse en caso de bombardeo.
“El cuarto es seguro y está muy protegido. Cuando estás en un lugar seguro lo mejor es quedarse ahí y no salir mucho afuera, porque no sabemos cuándo pueden volver a sonar las alarmas”, comenta.
El hombre admite que la ciudad de Tel Aviv, donde él reside, hay “mucha preocupación” por lo que puede pasar a partir de ahora, especialmente porque hay el temor de que el clima bélico aumente en los próximos días.
“La gente está continuamente viendo la televisión y el teléfono, donde se pueden ver los videos de lo que está pasando”, explica agradecido por las enormes muestras de solidaridad que ha habido entre la población de Israel, pero entristecido por las consecuencias que puede acarrear este conflicto palestino-israelí.
“Tú puedes ver el trauma en los ojos de cada gente en Israel. No solo los judíos. Toda la gente en Israel está en trauma. No necesitamos estar en el sur para sentir ese trauma”, dice confesando que ayer salió a la calle y empezó “a llorar solo” al ver “el trauma y la tristeza de la gente”.
