Andreína Ascanio mira desde la gasolinera en que trabaja la larga cola que hacen personas afuera de un supermercado de Caracas esperando poder comprar detergente y pañales.
Sin embargo, ella no puede hacer la fila porque no puede abandonar su puesto de trabajo frente al establecimiento comercial.
“Cuando llega harina de maíz o jabón hay demasiada gente y [cuando] termino mi turno ya no hay nada para comprar”, dice Ascanio, de 23 años.
Su situación es la de miles de venezolanos que sufren la escasez de alimentos y bienes de primera necesidad.
“La única solución que tengo para conseguir los alimentos es comprárselo a los buhoneros [vendedores informales]”, confiesa Ascanio.
La harina de maíz precocida, ingrediente fundamental en la dieta del venezolano, tiene el precio regulado por el gobierno al equivalente a $1,90 dólares el kilo, calculado a la tasa oficial de Bs. 6,30 por dólar.
Pero Ascanio paga hasta el equivalente a $7,93 dólares por un kilo, es decir, un sobreprecio de 317 por ciento en el mercado informal. De hecho, por menos de un kilo de detergente, cuyo precio regulado es de casi $4 dólares, tuvo que pagar casi $50 dólares.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro ha prometido medidas para combatir la crisis cuyo origen, según él, está en la llamada “guerra económica” que promueven sus adversarios.
Recientemente Maduro anunció que este año se activará una red pública y privada de distribución de alimentos.
"¡Que no falte nada! Con guerra [económica] o sin guerra, que nunca le falte nada al pueblo venezolano", dijo el mandatario.
Sin embargo, el sector privado advierte que las causas de la crisis que vive Venezuela es consecuencia de un modelo económico que ha venido implementando el oficialismo en los últimos 15 años, “caracterizado por controles de cambio, de precios, expropiaciones, normativas laborales que afectan la productividad”, según lo denunció en un comunicado la Confederación de Industriales de Venezuela (Conindustria) la semana pasada.
Durante su visita a Caracas, los expresidentes de Colombia, Andrés Pastrana; y de Chile, Sebastián Piñera; dijeron estar impresionados por las largas colas que deben hacer los venezolanos para comprar alimentos.
"Las colas de verdad nos llaman la atención" dijo Pastrana, a quien le pareció "impresionante" ver cómo la gente esperaba en las filas para poder comprar alimentos, algo que en el resto de América Latina es pocas veces visto.
Al grave problema de la escasez, los venezolanos suman el alto costo de la vida.
Según el Centro de Documentación y Análisis Social (CENDAS), el costo de la canasta básica se ubicó en diciembre al equivalente de $4.789,97 dólares, principalmente por las distorsiones que crea el sistema de cambio de tres niveles que usa la economía venezolana.
Lo que es peor, en Venezuela cada vez hay más pobres, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
En el informe “Panorama social de América Latina 2014”, la Cepal indica que la pobreza en Venezuela en 2013, último año para el que hay cifras disponibles, se ubicó en 32,1 por ciento.
En 2012 fue de 25,4 por ciento.
La oposición venezolana marchó el sábado 24 de enero contra el gobierno del presidente Maduro. Los ciudadanos retumbaron sus ollas vacías en señal de protesta ante la situación de escasez de alimentos que se ha agravado al iniciar 2015.