El segundo volcán nevado más alto de Ecuador, el Cotopaxi, amaneció el martes nuevamente con una columna de humo y cenizas sobre el cráter, aunque el Instituto Geofísico explicó que es parte de un proceso eruptivo de baja intensidad.
El experto vulcanólogo de esa institución, Benjamín Bernard, dijo a The Associated Press que tanto la actividad sísmica y de deformación del volcán no evidencian cargas importantes de magma en su interior desde su reactivación en octubre pasado.
En el caso del Cotopaxi existen "volúmenes eruptivos ridículamente pequeños, entonces no creo que eso permita un desfogue de la energía del volcán, pero sirve para recordarnos que es un volcán activo y que deben estar actualizados los planes de contingencia, las rutas de evacuación y otros procedimientos necesarios”, añadió.
El organismo aseveró que la columna registró una altura aproximada de unos 700 metros de altura y que debido a los vientos se dirigió al oeste. El nivel eruptivo evidenciado estos días por ahora es menor al registrado entre agosto y diciembre de 2015.
Agregó que los análisis demuestran la existencia de un cuerpo de magma relativamente sin gases que podría localizarse en zonas poco profundas debajo de la cumbre del Cotopaxi, de 5.897 metros, y que no hay evidencia clara de una recarga de material de lava profunda.
El coloso funciona como un sistema abierto desde las profundidades “en el cual las emisiones de ceniza pequeñas pueden iniciarse de forma repentina y sin señales premonitoras”.
Este volcán cuenta en sus laderas con nieve perpetua y en su zona de influencia hay una población de unas 300.000 personas. Además existen instalaciones estratégicas como acueductos, oleoductos y extensas áreas agrícolas y ganaderas. Los expertos estiman que una gran erupción podría afectar a la capital, la más poblada de Ecuador, con más de dos millones de habitantes y ubicada 45 kilómetros al norte.
Las autoridades del Ministerio de Ambiente han prohibido el ingreso de escaladores y turistas al Parque Nacional Cotopaxi, ubicado 72 kilómetros al sur de Quito.
La última gran erupción de este coloso se produjo a mediados de 1877.
En este país también se encuentran en actividad eruptiva casi permanente los volcanes Sangay y Reventador, que presentan actividad diaria de hasta cientos de eventos.
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