La actriz estadounidense Lori Loughlin fue excarcelada este lunes después de pasar dos meses tras las rejas por pagar sobornos de medio millón de dólares para que sus hijas fueran admitidas en universidades.
Loughlin salió de una prisión federal en Dublin, California, donde cumplió su sentencia, informó la Oficina de Prisiones federal. Su esposo, el diseñador de modas Mossimo Giannulli, está sirviendo otra sentencia de cinco meses en un penal en Lompoc, cerca de Santa Bárbara, California.
Loughlin y Giannulli inicialmente debieron reportarse a las prisiones el 19 de noviembre, pero los fiscales y los abogados defensores acordaron que Loughlin podía iniciar su sentencia el 30 de octubre. Ella también accedió a no solicitar una excarcelación anticipada basada en el coronavirus, dijeron los fiscales.
Giannulli deberá ser liberado el 17 de abril, según la Oficina de Prisiones.
Ambos estuvieron entre un grupo de figuras prominentes relacionadas con el escándalo, que reveló los extremos a los que llegan algunos padres adinerados para lograr que sus hijos asistan a las principales universidades.
Loughlin y Giannulli admitieron en mayo que pagaron 500.000 dólares para que sus dos hijas fueran aceptadas en la Universidad del Sur de California como miembros de un equipo de remos, aunque ninguna era remera.
Su admisión de culpabilidad fue una declaración sorpresiva, ya que sus abogados habían argumentado por un año que eran inocentes y acusaban a los investigadores de fabricar pruebas conta ellos.
Los únicos comentarios públicos que hicieron uno u otro desde su arresto el año pasado fue en la audiencia de sentencia en agosto. Loughlin dijo al juez que sus acciones “ayudaron a exacerbar las desigualdades en la sociedad” y prometió hacer todo de su parte para que su experiencia sirviera de “un catalizador para el bien”.
La hija menor, la influencer de las redes sociales Olivia Jade, hizo sus primeros comentarios públicos sobre el escándalo este mes en la serie "Red Table Talk", cuando dijo que no quería ni merecía compasión.
"Lo hicimos mal. Solo quiero una segunda oportunidad como para reconocer que lo hicimos mal. Y por todo este tiempo no pudimos hablar sobre eso debido a los aspectos legales”, dijo.
De casi 60 padres, entrenadores y otros acusados en el caso, alrededor de una docena aún están disputando las denuncias. Las sentencias para los padres que admitieron su culpabilidad hasta el momento han fluctuado entre dos semanas y nueve meses de cárcel.