El presidente Barack Obama fue informado sobre el ensayo nuclear norcoreano mientras volaba de regreso a Washington procedente de Asia y de inmediato realizó consultas con sus homólogos en Japón y Corea del Sur.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo que Obama —quien llegó la madrugada del viernes a la capital de la nación— habló por separado con la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, y con el primer ministro japonés, Shinzo Abe para ratificarles el inquebrantable apoyo estadounidense a la seguridad de sus aliados en Asia y en todo el mundo.
Según el jefe de gabinete de Japón, Yoshihide Suga, el primer ministro Abe y el presidente Obama acordaron solicitar una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para discutir la posibilidad de imponer nuevas sanciones a Corea del Norte por el ensayo nuclear del viernes.
Por su parte, el secretario de Estado, John Kerry, dijo que “todos compartimos las preocupaciones” sobre la situación en la península coreana en este momento, pero no se refirió al evento del viernes como un ensayo nuclear.
De igual manera, la presidencia francesa dijo que “la comunidad internacional debe unirse contra esta nueva provocación” y calificó el ensayo como “un serio acto que infringe la paz y la seguridad mundiales” y una “escalada inaceptable”.
El jefe de la Agencia de Energía Atómica Internacional, Yukiya Amano, dijo que de confirmarse el ensayo nuclear norcoreano éste “constituye una nueva violación de las normas universalmente aceptadas en contra de los ensayos nucleares, una norma que ha sido respetada por 183 países desde 1996”.
Otros países que han condenado el acto son Rusia y China, normalmente aliados de Corea del Norte.