Su nombre “Enkelé” no fue por casualidad. “Significa luz de estrella, sabiduría, iluminación”, explica Carolina Delgado en diálogo con la Voz de América, sobre el origen de su agrupación, que está compuesta por once mujeres que le cantan a su tierra, antepasados y al machismo.
En la lengua nativa Bantú, del Congo, en África, el término de la palabra “Enkelé”, precisamente significa “sabiduría, iluminación y luz de estrella”.
Su música es el “baile cantao”, una expresión artística de la cultura del Caribe colombiano que nació como producto de la composición étnica de los africanos que llegaron como esclavos a Colombia.
En la música tradicional afrocolombiana las mujeres siempre han estado ligadas al rol de cantautoras. Más allá de su papel en el canto, en estas tradiciones siempre se desconfió de que ellas pudieran interpretar los instrumentos como el tambor y la gaita.
“Por lo general los instrumentos son interpretados por hombres y solo las mujeres las cantaban. En esta ocasión somos 11 mujeres de diferentes partes del territorio colombiano que nos hemos atrevido a tocar estos instrumentos”, explica la mujer sobre su grupo, que estará durante 2 días representando el país en la Feria del Libro en Cuba, que se llevará a cabo desde 9 al 19 de febrero y donde Colombia es el invitado de honor.
Con sus tambores, gaitas y el millo (una flauta de procedencia africana e indígena utilizada en el caribe para amenizar las fiestas), Enkelé se encarga de darle vida a estos instrumentos y enviar un mensaje para combatir el machismo.
“En nuestras presentaciones hablamos de la importancia de tener unos espacios libres de violencia, que no solo es el machismo, por eso en nuestra música queremos llevar estos mensajes. Por eso queremos demostrar que por ser mujeres también podemos interpretar estos instrumentos”.
No fue fácil para ellas empezar a lanzarse al escenario, dice que cuando se atrevieron por primera vez a tocar el tambor en Tamalameque, en el departamento colombiano de César (noreste), las “sacaron del festival corriendo porque no podían tocar la tambora por ser mujeres”.
Sus canciones “Tierra”, “El Tambó”, “Wiwa” y “Lujuria”, explica a la VOA, han ayudado a “romper las barreras” para que las mujeres “puedan interpretar estos instrumentos”.
“Seguimos con esa lucha, ahora es un poco más amigable y se ven más mujeres tocando el tambor, la gaita y el millo”, destacó.
Finalmente, estas artistas cuentan que con su “baile cantao” no proponen nada distinto a reconocer la historia de las mujeres en la música y empoderar futuras generaciones. “Queremos invitar a todas las mujeres de cualquier edad que se atrevan a hacer sus sueños, que todo es posible, que las mujeres podemos interpretar no solo, cantar, no solo bailar”.
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