El 28 de diciembre, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, acusó a la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, de hitlerismo por exhortar a los refugiados ucranianos a aprender el idioma estoniano.
"Adolfo (Hitler) estaría orgulloso de usted. Sin usted, sería mucho más difícil probar la deshumanización del colectivo occidental. ¿Estonia para los estonianos, no? Dígalo entonces y deje de estrujar la Declaración Universal de Derechos Humanos con las manos sudadas”.
El comentario es engañoso. Estonia acogió a 64.000 refugiados ucranianos y les suministró vivienda, empleo, atención de la salud, educación y cursos de idioma estoniano.
La reacción de la Cancillería rusa fue causado por la declaración de Kallas, quien en una entrevista con el canal de televisión público estoniano en lengua rusa ETV+, dijo:
“Los cursos de idioma estoniano son también importantes. No queremos que en Estonia aparezca una nueva comunidad que no habla estoniano. Incluso si regresaran a Ucrania, y el 80 % de los refugiados dicen que lo desean, ¿por qué no tener a un grupo de personas en Ucrania que hablen estoniano? No hay nada de malo en eso”.
Los cursos de estoniano son parte del programa estatal para ayudar a los refugiados ucranianos.
“El estado de Estonia respalda a los refugiados de guerra ucranianos para que puedan adaptarse aquí con rapidez y desenvolverse por su cuenta hasta que logren regresar a casa”, dice el sitio web del gobierno estoniano.
El programa permite solicitar una protección temporal, con la que un refugiado recibe un permiso de residencia en Estonia por un año y los mismos derechos de los residentes del país, como el derecho a estudiar, trabajar, seguro médico y vivienda si es necesario.
Solicitar la protección temporal, sin embargo, no es obligatorio: “Todos los ciudadanos ucranianos tienen el derecho de permanecer en Estonia sin tener que solicitar una protección temporal”.
Si un refugiado ucraniano decide solicitar la protección temporal y recibe los beneficios de un ciudadano estoniano, deberá cumplir ciertos requisitos, como la registración de un lugar donde vive, entrenamiento gratis de adaptación y lecciones de idioma estoniano.
"El conocimiento de la lengua estoniana, a su nivel más básico, es esencial para desenvolverse independientemente en nuestro país y adaptarse a la sociedad”, dijo Piret Hartman, subsecretario de diversidad cultural del Ministerio de Cultura de Estonia.
Hasta el 1 de enero de 2022, la población de Estonia era de 1.331.796 habitantes, según el departamento de estadísticas. El Servicio Nacional de Radiodifusión de Estonia (ERR) reportó el 5 de diciembre de 2022 que desde finales de febrero Estonia había aceptado a 63.813 refugiados de Ucrania, que ahora hacen el 4,8 por ciento de la población del país.
Los cursos de idiomas del país anfitrión para refugiados reubicados son los aprobados regularmente en los programas de adaptación creados por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que organiza con los gobiernos tales cursos.
De acuerdo con ACNUR, aprender la lengua de un país anfitrión es un requisito para completar la adaptación de un refugiado:
“La competencia en el lenguaje es un requisito básico para lograr independencia en actividades diarias, como hacer compras, transacciones bancarias y obtener una licencia de conducción, así como para negociar sistemas como la atención a la salud y la educación. Los refugiados reubicados que sean capaces de comunicarse en el idioma de la comunidad receptora tendrán un mayor acceso a una amplia gama de oportunidades de empleo y estarán mejor equipados para participar en más educación y entrenamiento.
La lengua es uno de los vehículos con los que los refugiados reubicados pueden sentirse ‘parte’ de la comunidad receptora. Les permite participar en interacciones informales en los vecindarios, cuando hacen compras y en las instalaciones comunitarias; y a la larga formar conexiones sociales significativas con otros y mantenerse al día con los acontecimientos de actualidad”.
La Rusia de Vladimir Putin regularmente hace comentarios sobre los idiomas de la antigua Unión Soviética. Rusia justificó parcialmente su invasión de Ucrania en 2014 alegando que en Crimea y en el este de Ucrania una gran parte de la población quería hablar ruso y las autoridades ucranianas se lo prohibían.
El 24 de junio de 2014, tres meses después de la anexión ilegal de Crimea y dos meses después del inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania en el Donbás, Putin dijo:
"Siempre defenderemos a la etnia rusa en Ucrania y a esa parte del pueblo ucraniano que se siente inseparable no solo de su etnia, sino también de los lazos culturales y lingüísticos con Rusia, que se sienten parte de un mundo ruso más amplio. Por supuesto que no solo los observaremos estrechamente, sino que reaccionaremos en consecuencia”.
Las críticas del ministerio de exteriores de Rusia a los cursos de idioma en Estonia es la continuación de la política de Moscú de eliminar la identidad estoniana, su cultura y su lenguaje.
Estonia estuvo ocupada por la URSS por 48 años, desde 1940-41 y de 1944 a 1991. En esos tiempos, la represión soviética fue dirigida a los intelectuales y los campesinos en Estonia. Entre 1945 y 1953, 80.000 personas fueron deportadas a Siberia, y una gran población de residentes de habla rusa llegaron desde la URSS a ocupar su lugar.
La Enciclopedia Británica dice que “la masiva inmigración desde Rusia y otras partes de la URSS redujeron la proporción de la población nativa. Antes de la Segunda Guerra Mundial los estonianos eran casi el 90 % de la población y para 1990 habían disminuido a alrededor de un 60 %”.
Como resultado de la opresión y la llamada rusificación, el número de hablantes de estoniano disminuyó y se estimuló el uso del idioma ruso en todas las esferas públicas y estatales. Las autoridades forzaron también una mezcla de las culturas rusa y estoniana en una cultura de población soviética, basada en la ideología comunista y el idioma ruso.
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