Un terremoto, un deslave y una pandemia; María Teresa Parima, de 92, lleva los últimos 71 años sirviendo ininterrumpidamente como enfermera en Venezuela.
“Si ‘chucho’ me lo permite trabajaré hasta que tenga mis habilidades perfectas, tanto en lo mental como en lo físico”, dice esta mujer a la Voz de América en la Cruz Roja venezolana en Caracas, donde entró a trabajar en 1960.
Está vestida toda de blanco perfecto; falda, medias largas, blusa y zapatos. Un uniforme que aún no quiere jubilar. Es directora del Departamento de Enfermería.
“Mi compromiso es con los pacientes, la familia, la comunidad, el país”, sigue esta mujer que todos los días comienza la jornada a las cinco de la mañana.
Sus compañeras confirman que “muchas veces es la primera en llegar” al centro de salud.
María Teresa, que nació en Onoto, un pueblo del oriente de Venezuela, insiste que su mente está como de “25, 27 años”. “Mi memoria y mis facultades profesionales están muy por encima de todo”.
Recuerda claramente fechas, anécdotas, hasta eventos históricos que como enfermera le ha tocado relacionarse.
“Aquí en Venezuela soy la única, no hay una persona que haya trabajado en salud durante 71 años ininterrumpidos”, zanja con seguridad esta enfermera con postgrado en anestesia.
En mayo, la Academia de Medicina de Venezuela, en el Día Internacional de la Enfermería, le rindió honores.
María Teresa Parima es considerada por sus compañeras como la enfermera más longeva de Venezuela.
TikTok
Se ríe al verse en TikTok.
No sabe de redes sociales, ni de asuntos virales, pero hace días Parima alcanzó popularidad tras un video compartido, a principios de septiembre, en la red por una de sus compañeras, una médico cirujano.
“Lo más bello que verán hoy, una verdadera influencer”, escribió Alicia Villegas, médico cirujano, acompañado del video de Parima donde dice su edad y sus años de servicio en la salud.
La publicación cuenta solo en Instagram con más de 2 millones de reproducciones, 200.000 me gusta, y 5.000 comentarios.
Desde entonces las llamadas para entrevistas no paran. Tampoco los mensajes de júbilo y felicitaciones, que la tienen felizmente inquieta.
“Estoy sumamente ocupada, llámame en un rato”, responde al contestar una llamada.
El Covid-19, un deslave y un terremoto
La pandemia por la COVID-19, que en Venezuela dejó más de 800 miembros de la salud muertos, ha sido para María Teresa Parima “lo más difícil” de las últimas dos décadas.
“El sector de salud es el sector que más ha sufrido las muertes, fallecimiento de médicos, de enfermeras, radiólogos”, destaca.
También revive “con mucho dolor” el deslave del costero estado Vargas, una de las peores tragedias en la historia de Venezuela, que ocurrió en 1999.
“Fue muy doloroso ver que muchísimas familias quedaron solo con lo que tenían puesto. Y que muchos también perecieron. Muchísimos, muchísimos, muchísima gente”.
A 24 años de la catástrofe el número de fallecidos es incierto, pero la Cruz Roja Internacional estimó 50.000 muertos.
Enfermera en el salón
Cuenta que desde pequeña corría a auxiliar a alguno de sus 11 hermanos si les ocurría algo. Lo mismo en el colegio “si un compañero se caía o se fracturaba”.
Una vez, “una muchacha que se llamaba Hortensia Castillo, jamás se me olvidará el nombre, se fracturó y yo dije ‘yo la curo’. “Busque unas cuatro tablitas y agarré una cabuya de un mecate, y se lo amarré”.
“Entonces ella, claro, se sintió más aliviada, ¿verdad? Porque ya la fractura no estaba al aire pues, ya tenía su soporte y ya le molestaba menos”, dice entre risas.
Y de Hortensia para acá son incontables los pacientes que atendió y quiere seguir atendiendo con el uniforme blanco.
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