La enfermera que se niega a quedarse en casa para cumplir una cuarentena para trabajadores de salud que han estado en contacto con enfermos de ébola retó nuevamente a las autoridades el jueves al salir de su casa y dar un paseo en bicicleta.
Kaci Hickox y su novio salieron de su casa por la mañana en sus bicicletas, seguidos por agentes de la policía estatal que vigilaban sus movimientos y contactos con la gente. La policía no puede detenerla sin la orden de un juez.
Funcionarios del estado de Maine intentabann conseguir una orden judicial para detener a Hickox – quien estuvo como voluntaria en Sierra Leona atendiendo enfermos con ébola para la organización Médicos sin Fronteras— y mantenerla aislada por lo que queda del período de incubación del virus de 21 días que termina el 10 de noviembre.
Hickox asegura que no hay necesidad de que ella esté en cuarentena porque no tiene síntomas, y en un desafío a las autoridades, salió de su casa el miércoles para hablar con los reporteros, e incluso, dio la mano a uno de ellos. Al igual que hoy, la policía observaba desde el otro lado de la calle.
“No estoy dispuesta a quedarme aquí y dejar que mis derechos civiles sean violados cuando no hay base científica [para aislarme]”, dijo a los periodistas.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan el monitoreo diario de gente como la enfermera Hickox que han estado en contacto con pacientes de ébola. Pero algunos estados como Maine están exigiendo más que lo que establecen las normas.
Se espera que el Estado solicite la custodia temporal de la enfermera. Si el juez la concede, Hickox apelaría la decisión en base a la Constitución, para lo cual sería necesaria una audiencia.