Este 19 de septiembre de 2011, cada periódico en el estado de Arkansas está publicando una sección especial en la que no hay historias ni fotografías. Ni siquiera publicidad. Nada aparte de una aburrida lista de nombres y direcciones.
Pero lo que esa lista marca, es el inicio del mes que el estado ha denominado: “La gran caza del tesoro de Arkansas”.
Durante este período, la oficina del auditor del estado busca relacionar millones de dólares en efectivo y en propiedades, con quien es legalmente el dueño del dinero o los bienes, que se denominan “bienes no reclamados”.
Los mismos pueden ser, desde un cheque de algún seguro que alguien no recibió, lo olvidó o nunca lo cambió. Pero también dinero, joyas o acciones que parientes han guardado en cajas de seguridad en el banco.
Los bancos o las aseguradoras no pueden quedarse con esos valores. Por ley estos deben ser entregados a quien sea al heredero, lo que hace de la búsqueda del verdadero dueño una verdadera hazaña.
Como muchos otros estados, Arkansas reúne una lista de los últimos dueños de la propiedad no reclamada y la publica en periódicos impresos y en la red.
Las propiedades sin dueño en el estado suman cerca de $23 millones de dólares en 2011. Adicionalmente, de los años previos, ya se habían identificado unos $150 millones en valores, cuyos dueños no han aparecido todavía.
El estado coloca el dinero en el banco y los objetos de valor en las dos cajas de seguridad de la capital Little Rock.
Incluso algunos objetos de valor sentimental, como una colección de muñecos de peluche “beanie baby” y otra de medallas de la II Guerra Mundial, las cuales están empezando a volverse normales a medida que tantos veteranos que regresaron de la guerra empiezan a fallecer.
Entre las cosas raras que Arkansas espera entregar, también están dos urnas con restos humanos cremados.
Si por cualquier motivo usted es el dueño de alguna de estas propiedades, o la persona con el derecho de posesión, este derecho nunca expira.
En 2010, seis millones de personas se reunieron felizmente con sus bienes o dinero. Sólo como comparación, no hay loterías que puedan igualar las probabilidades.