Tras enojar a China con su visita a Taiwán, la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, se reunió el jueves con líderes políticos de Corea del Sur en Seúl pero evitó realizar declaraciones públicas directas que pudiesen avivar las ya elevadas tensiones regionales.
Pelosi, que es la primera persona en su cargo que visita Taiwán en 25 años, dijo el miércoles en Taipéi que el compromiso estadounidense con la democracia en la isla autónoma y en otras partes del mundo “sigue siendo férreo”. En respuesta, China inició el jueves maniobras militares, que incluirán lanzamiento de misiles, en seis zonas en torno a Taiwán, en lo que podrían ser sus mayores ejercicios de este tipo desde mediados de la década de 1990.
Luego de la visita a la isla, Pelosi y los otros miembros del Congreso que la acompañan en la gira asiática, volaron a Corea del Sur, un aliado clave de Washington donde hay alrededor de 28.500 soldados estadounidenses desplazados, el miércoles en la noche. La delegación, que ya visitó Singapur y Malasia, realizará una última parada en Japón antes de regresar a Estados Unidos.
En Seúl, Pelosi se reunión con el presidente de la Asamblea Nacional surcoreana, Kim Jin Pyo, y con otros altos cargos del Parlamento el jueves. Tras un encuentro de una hora, la mandataria estadounidense habló sobre la alianza bilateral entre ambas naciones, forjada con sangre durante la Guerra de Corea de principios de los 50, y de los esfuerzos legislativos para respaldar el refuerzo de esos lazos, pero no mencionó directamente su estancia en Taiwán ni las protestas chinas.
“También venimos a decirles que una amistad, una relación que nació de la urgencia y la seguridad hace muchos, muchos años, se ha convertido en la más cálida de las amistades”, señaló Pelosi durante una conferencia de prensa conjunta con Kim. “Queremos avanzar en la seguridad, en la economía y en la gobernanza de forma interparlamentaria”.
Ni Pelosi ni Kim aceptaron preguntas de los reporteros.
Kim indicó que él y Pelosi comparten la preocupación por las crecientes amenazas nucleares de Corea del Norte. Además, apuntó que acordaron respaldar el esfuerzo de sus gobiernos para lograr la desnuclearización y la paz en la península a través de una firme disuasión contra Pyongyang y de la diplomacia.
Pelosi y su delegación hablaron después por teléfono con el presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, acerca de la alianza y de política exterior, entre otros asuntos. Yoon está de vacaciones esta semana, pero los críticos lo acusan de evitar de forma intencionada una reunión cara a cara con la funcionaria estadounidense por consideración hacia China, que es el mayor socio comercial del país.
Durante la conversación, ni los congresistas estadounidenses ni el mandatario surcoreano hablaron sobre Taiwán, según la oficina presidencial.
En los últimos años, Seúl ha tratado de encontrar el equilibrio entre Washington y Beijing a medida que la rivalidad entre las dos mayores economías del mundo aumentaba. Yoon, que es conservador, asumió la presidencia en mayo con la promesa de reforzar la alianza militar con Washington y asumir una postura más firme hacia las provocaciones del país vecino.
Más tarde en el día, Pelosi tiene previsto visitar una zona de la frontera entre las Coreas controlada en forma conjunta por Corea del Norte y el Comando de la ONU encabezado por Estados Unidos, dijeron las autoridades surcoreanas. Si la visita se materializa, sería la funcionaria estadounidense de mayor nivel que acude al Área de Seguridad Conjunta (JSA, por sus siglas en inglés) desde el expresidente Donald Trump, que fue allí en 2019 para reunirse con el líder norcoreano, Kim Jong Un.
Yoon manifestó que la visita de Pelosi a la JSA demostraría “una fuerte disuasión contra Corea del Norte” por parte de los aliados, afirmó Kim Tae-hyo, asesor adjunto de seguridad nacional de la presidencia.
Ubicada en la Zona Desmilitarizada, una zona neutral de 4 kilómetros (2,5 millas) de ancho creada al concluir la Guerra de Corea, la JSA ha sido testigo de derramamientos de sangre y de numerosas conversaciones. Presidentes de Estados Unidos y otros funcionarios han viajado al lugar y a otras zonas fronterizas para reafirmar su compromiso con la seguridad del Sur.
Es probable que cualquier declaración de Pelosi crítica con el Norte reciba una respuesta furiosa por parte de Pyongyang. El miércoles, la cancillería norcoreana criticó a Washington por el viaje de la funcionaria a Taiwán y dijo que “la situación actual muestra claramente la interferencia descarada de Estados Unidos en los asuntos internos de otros países”.
La visita de Pelosi a Taiwán enojó a China, que considera que la nación insular es una provincia escindida que debe anexionarse por a fuerza si fuese necesario. Beijing considera que las visitas de líderes extranjeros a Taipéi son un reconocimiento de su soberanía.
China y Taiwán, que se dividieron en 1949 tras una guerra civil, no tienen relaciones diplomáticas oficiales, pero sí vínculos comerciales por miles de millones de dólares.
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