El presidente de Estados Unidos, Barak Obama, extendió un año más el embargo comercial a Cuba, informó el 5 de septiembre la Casa Blanca.
Al considerar que “es en el interés nacional de Estados Unidos”, el mandatario anunció en un memorándum a sus secretarios de Estado, John Kerry, y del Tesoro, Jack Lew, su decisión de extender la acción en Cuba en el marco de la Ley contra el Comercio con el Enemigo.
La renovación de la ley, que prohíbe a las empresas estadounidenses hacer negocios con la isla, tiene carácter rutinario y sus predecesores también la han prorrogando anualmente.
La ley contra el Comercio con el Enemigo, que data de 1917 y se aprobó con vistas a la entrada de EE.UU. en la Primera Guerra Mundial, prohíbe que las firmas estadounidenses comercien con países hostiles.
Esta ley fue la que se utilizó para imponer el embargo económico contra Cuba, aunque ha sido expandida y reforzada con otras leyes estadounidenses, como la Torricelli, de 1992, que impide el envío de alimentos a Cuba -con la excepción de ayuda humanitaria- o la Helms Burton, de 1996.
La decisión de Obama de renovar las sanciones se produce pese a llamamientos de organizaciones como #CubaNow que consideran que el embargo no ha sido una medida efectiva para acabar con el régimen castrista y abogan por un acercamiento a la isla.
“En vez de ayudar a los cubanos a avanzar hacia una sociedad más abierta y democrática, [esta medida] hace más difícil a los estadounidenses apoyarles”, señaló el director ejecutivo de #CubaNow, Ric Herrero, en un comunicado.