La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, aseguró que el presidente de Siria, Bachar al Asad, debe abandonar el poder para obtener una solución estable en el país árabe.
Esto supone un cambio de tono en la política exterior de Washington con respecto a su posición de dos semanas.
"Si se observan sus acciones, si miramos a la situación, va a ser muy difícil ver un gobierno pacífico y estable con Asad", dijo Haley en entrevista con CNN.
Este discurso supone un distanciamiento con declaraciones anteriores de la propia Haley y del secretario de Estado, Rex Tillerson, quienes aseguraron que un cambio de régimen en Siria no era una prioridad para el Gobierno del presidente Donald Trump.
El cambio de postura se ha consolidado después del ataque con armas químicas el martes en la provincia siria de Idleb, en el que fallecieron más de 80 personas y del que Washington responsabiliza a Asad, y del bombardeo con 59 misiles crucero contra una base aérea siria el jueves.
Haley aseguró que "expulsar a Asad del poder no es la única prioridad" y recordó que Estados Unidos también intenta acabar con los yihadistas del Estado Islámico (EI) o "sacar de allí la influencia iraní".
Este viernes Haley aseguró ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que su país está "dispuesto a hacer más" para frenar a Asad, que en 2013 se comprometió a entregar todo su arsenal químico a Estados Unidos con la mediación rusa para su destrucción.
Añadió que Trump "está listo para actuar" de manera unilateral y ello dependerá de los pasos que el gobierno de Asad de en el futuro.