El desacuerdo entre el presidente de El Salvador Nayib Bukele y la bancada opositora de la Asamblea Legislativa escaló a un punto crítico el domingo, luego de que los diputados se negaran a discutir un préstamo de $109 millones para combatir la delincuencia.
Bajo un fuerte dispositivo de seguridad, compuesto por la Fuerza Armada y policías, Bukele se hizo presente en la sede de la Asamblea Legislativa de El Salvador, para participar en la sesión extraordinaria que convocó el Consejo de Ministros. La oposición no se hizo presente, rechazando así el llamado y declarándolo improcedente.
De acuerdo al periódico digital INFOBAE, ante la ausencia de quórum Bukele no desistió de sus planes: “Vamos a dar inicio a esta sesión plenaria extraordinaria tal como lo establece el artículo 167 de la Constitución”, dijo el mandatario, según el medio.
Después Bukele hizo una oración y salió del salón de sesiones del Congreso para dirigir unas palabras a sus seguidores, quienes, convocados por él, se movilizaron en diferentes puntos del país para darle apoyo a su propuesta y exigir a los diputados la aprobación del préstamo.
El periódico salvadoreño elsalvador.com informó que alrededor de 5 mil personas estuvieron en la concentración ciudadana.
"El orden constitucional aún no se ha roto, la convocatoria está vigente y la plenaria debe de realizarse el domingo a las 3 de la tarde. Si los diputados no asisten, estarían rompiendo el orden constitucional y el pueblo tendrá facultad de aplicar el artículo 87 de la Constitución”, afirmó Bukele en Twitter horas antes de presentarse en la Asamblea.
Durante su discurso el mandatario dijo que le daba una semana a los diputados de la oposición para aprobar el prestámo.
El gobierno de El Salvador también emitió un comunicado de prensa donde pedía calma a la población y exigió al órgano legislativo enfocarse en las necesidades del pueblo.
María, de 50 años y proveniente de San Vicente, en la zona central del país, portaba un cartel con un claro mensaje de repudio a los diputados: “mil veces malditos”. En tanto, un hombre levantaba otro cartel en el que se leía: “Nayib, no estás solo”.
El mandatario dijo que el pueblo salvadoreño, sus adversarios, la comunidad internacional, la fuerza armada y la policía, así como todos los poderes facticos del país, saben que “si quisiéramos apretar el botón, solo apretamos el botón” y los sacamos.
“Pero yo le he preguntado a Dios y Dios me dijo, paciencia, paciencia, paciencia, el 28 de febrero (de 2021 cuando se celebren las elecciones municipales y legislativas), todos esos sinvergüenzas van a salir...", añadió Bukele.
El presidente de El Salvador manifestó que según las encuestas su partido Nuevas Ideas tendría mayoría en la nueva Asamblea Legislativa, por lo que no existe necesidad de entrar por la fuerza.
Para cerrar su discurso, Bukele advirtió que “si estos sinvergüenzas no lo aprueban (el préstamo para) el Plan Control Territorial, los volvemos a convocar aquí el domingo”.
Poco a poco los simpatizantes fueron abandonado el lugar, pero algunos también se marcharon advirtiendo que regresarán y gritaban “la próxima los sacamos”.
Al conocer la decisión del mandatario, el analista político Julio Valdivieso, expresó su satisfacción: “Creo que reflexionó a último momento y ha dado un espacio para el entendimiento”.
Pero Valdivieso también pidió la intervención de la Corte Suprema de Justicia para definir las competencias constitucionales y evitar más choques entre los diputados y Bukele.
Amnistía Internacional alertó sobre el despliegue de las fuerzas de seguridad, mientras que la Unión Europea llamó a resolver la situación de “forma satisfactoria y pacífica”.
“El ostentoso despliegue policial y militar en la Asamblea Legislativa nos recuerda las épocas más sombrías de la historia de El Salvador, y emite una alerta internacional sobre el futuro de los derechos humanos en el país”, indicó Amnistía Internacional en un informe de prensa.
Agregó que la presencia militar innecesaria y las restricciones a la libertad de prensa “podrían marcar el inicio de una ruta peligrosa para la institucionalidad y para los derechos humanos en el país”.
Entretanto, el partido derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que anunció que no votaría a favor de la petición del gobierno, pidió al secretario general de la OEA que active los mecanismos preventivos establecidos en la Carta Democrática Interamericana para evitar el rompimiento del orden constitucional en El Salvador y “se actúe para suspender de inmediato el proceso de autogolpe actualmente en curso”.
Por su parte, el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), en el que alguna vez militó Bukele, emitió un comunicado en el que le exigió al mandatario “frenar sus amenazas, propias de una dictadura. Los costos políticos de sus acciones podrían ser elevados para el país, pero también para él”.
Centroamérica preocupada
Tanto el gobierno de Guatemala como el de Costa Rica expresaron su preocupación por lo acontecido en El Salvador e hicieron un llamado al diálogo para evitar cualquier confrontación violenta.
“Ante los hechos registrados en las últimas horas en El Salvador, la República de Costa Rica confía en que se mantenga el respeto a la independencia de poderes, y el respeto absoluto a la Constitución”, citaba un comunicado de prensa difundido por la presidencia de ese país.
Por su parte Alejandro Giammattei, presidente de Guatemala escribió en su cuenta de Twitter que daba su apoyo a su homólogo salvadoreño y “hacemos un llamado al diálogo y al fortalecimiento de la democracia en nuestro hermano país de El Salvador”.
(Con colaboración de Enrique López, Lenny Castro e información de AP)