Desde que Donald Trump ha sugerido que podría disputar el resultado de una elección presidencial “amañada”, preocupaciones de que tal retórica pudiera inspirar violencia en el día de las elecciones ha llevado a muchos funcionarios de gobierno en todo Estados Unidos a prepararse para esa posibilidad.
El llamado del nominado presidencial republicano a sus seguidores para que sirvan como “observadores” voluntarios en áreas donde se anticipa una alta votación para su oponente Hillary Clinton, también ha generado preocupaciones sobre posible violencia en el día de las elecciones.
Al mismo tiempo, recientes fallos judiciales han reducido drásticamente el número de observadores especiales que el gobierno federal puede enviar a puestos de votación para observar cualquier intimidación a votantes.
Una reciente encuesta de opinión realizada por el USA Today y Suffolk University encontró que el 51% de los probables votantes están preocupados sobre estallidos de violencia el mes próximo, y casi la mitad de ese grupo dijo que está “muy preocupado”.
Richard Darling es un votante preocupado, que vive en un suburbio de Detroit, Michigan. Darling dice que la mitad de toda la población de Estados Unidos “se sentirá amenazada” si Trump gana la elección presidencial. Él cree que hay muchos que reciben beneficios del gobierno o inmigrantes ilegales, que pueden esperar una represión por parte de Trump si gana la Casa Blanca.
“Podría haber levantamientos en ese caso, y si los hay, quiero poder protegerme”, dijo Darling a la Voz de América. “Entonces… estoy almacenando más municiones para mis armas, por si tengo que proteger mi familia y otros a mi alrededor”.
Joe Walsh, un ex representante en el Congreso de Estados Unidos, pareció alimentar ese sentimiento cuando dijo en Twitter: “El 8 de noviembre votaré por Trump. El 9 de noviembre, si Trump pierde, agarro mi mosquete. Tú te unes”.
Wash dijo después, que la referencia al mosquete (arma de fuego antigua, mucho más larga y de mayor calibre que el fusil) era una metáfora para significar que los votantes deben expresar su insatisfacción a través de actos de desobediencia civil.
¿Derramamiento de sangre?
El gobernador de Kentucky, Matt Bevin, ha sugerido que será necesario un derramamiento de sangre para “recobrar” el país si la candidata demócrata Hillary Clinton se convierte en presidente.
En medio de un contencioso debate político nacional, las autoridades electorales en Estados Unidos están en estado de alerta alto. Aunque muchas escuelas públicas están cerradas el día de las elecciones y son usadas como puestos de votación, las juntas escolares han ordenado el cierre de otros centros de clase donde no se realizan votaciones, o han pedido a las autoridades electorales que reubiquen sus puestos de votación.
En Denver, en el occidental estado de Colorado, los planes de preparación para la elección han incluido entrenamiento a los trabajadores electorales sobre cómo responder a situaciones de “tirador activo”.
La Comisión de Asistencia a Elecciones en Estados Unidos, una pequeña agencia gubernamental, dijo a la Voz de América que está colaborando con autoridades electorales locales para “asegurar la continuidad, seguridad e integridad de las elecciones en Estados Unidos”.
No hay una ley federal sobre la postergación de las elecciones, pero la comisión dijo que algunos estados tienen disposiciones que permiten tal acción en ciertas situaciones.
El Departamento de Justicia y el FBI dicen que estarán listos para responder a cualquier estallido de violencia en los puestos de votación colocando monitores en lugares selectos. Un puesto de comando centralizado en la sede del FBI en Washington monitoreará cualquier amenaza reportada en todo el país.